Ella continúa…

Ella estuvo presente en mi vida y me enseñó principios valiosísimos que guardo hasta hoy.

¿Qué me enseñó?

Cierto día, un pastor fue a nuestra casa y cogió nuestra muñeca para dársela a su hija. Y yo, creyendo que eso era injusto quise reclamar, pero ella me hizo ver el lado positivo de la situación. Y siempre ha sido así.

Mi madre, siempre nos enseñó a mirar con buenos ojos a los demás. Siempre. Ella nunca miró mal a nadie, siempre quiso hacer el bien.

Y cuando ella estaba pasando por momentos dificilísimos, no me lo dijo, a no ser que saltara a la vista. Y en el caso de contármelo, siempre me tranquilizaba, en todo momento.

Y cuando no me lo contaba, no había murmuraciones, ni semblante preocupado, sino serenidad.

Antes de lo de la prisión, cuando mi padre fue detenido sin la menos explicación, yo grité de aflicción y, por otro lado, mi madre estaba perpleja. Cuando pasó lo de la prisión, ella estuvo a mi lado, era una mujer serena y tranquila.

Pero, ¿por qué? ¿Cuál era el motivo? ¿Qué estaba por detrás de esa estabilidad emocional?

Vamos a saber más detalles de esta gran mujer de Dios que revolucionó mi vida en el próximo artículo.