Dios llama, ¿para hablar en primer lugar el qué?

Hola a todos los internautas. Hoy continuaremos a lo que hemos hablado en los artículos, de miércoles a viernes:

“Entonces El dijo: No te acerques aquí; quítate las sandalias de los pies, porque el lugar donde estás parado es tierra santa.

Y añadió: Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tenía temor de mirar a Dios.” (Ex.3: 5,6)

El miércoles hablábamos acerca de la forma que Dios actúa. Es importante leer los artículos seguidos, porque estamos continuando, siguiendo una línea de razonamiento.

Siempre que Dios llama a alguien para servirlo, primero esa persona debe resolver los problemas que están en su interior mal resueltos, con dudas, miedos, impulsos, sentimientos, etc.

Cuando Dios dijo a Moisés que no se acercase antes de quitarse las sandalias de los pies, se refería al respecto de “quitarse” la vida errada del pasado. No continuar por el camino errado de la venganza, haciendo las cosas a su manera. Y es interesante, que Dios está siempre hablando cosas específicas de mi interior. ¿Por qué? Porque no soy perfecta. Y cuando no somos perfectos, siempre necesitamos estar atentos a la voz de Dios. Y sólo estaremos de esta forma cuando odiamos nuestras propias injusticias y tenemos dolor en relación a lo que hemos presentado.

Además de lo que Moisés estaba sintiendo, cuando Dios habla, Su voz se hace mucho más fuerte que nuestros propios sentimientos; que propiamente el dolor que estamos sintiendo. Cuando Él habla, ¡queda mucho más nítido!

Así cuando fui al Templo de Salomón, en San Paulo, Dios habló muy fuerte conmigo. Y yo no puedo olvidarme nunca, porque esto está “quemando” dentro de mi. Por eso, muchas veces, vemos personas en la iglesia que son religiosas, porque viven de aquello que Dios habló hace décadas, o años. No hay nada nuevo. ¿Y por qué Dios ya no habla con ellas? Porque ya no sienten la necesidad de buscar; no se sienten mal con sus propias injusticias.

“Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tenía temor de mirar a Dios.”

Dios estaba presentando Sus características. Y moisés temió, escondiendo su rostro. Temió mirar hacia Dios.

Cuando Dios nos revela quien es Él, nos sentimos avergonzados. La “ficha” cae y nos damos cuenta de la suciedad e injusticia que vivimos. Muchos más de lo que ya percibíamos anteriormente.

Antes de que Dios te use en tu familia, trabajo o en cualquier otro lugar, primero tiene que trabajar dentro de ti. De ninguna manera Dios podría contar conmigo si yo no me viese a mi misma, no viese y confrontase a mis propios errores. ¿De qué forma te ayudaría si no tuviese experiencia en relación a esto? ¡¿Cómo voy a cuidar a alguien lleno de problemas, si nunca me di cuenta de mis propios problemas?! ¡Yo veo como tú actúas, por lo que yo viví!

No se puede transmitir algo sistemático o solo lo que leemos en la Biblia, la teología… ¡Se transmite espíritu cuando se vive! Moisés no estudió en la facultad para server a Dios. A pesar de la educación que recibió en Egipto, Dios contó con lo que Moisés estaba viendo en si mismo.

Primero Dios va a trabajar dentro de ti, para que después seas usada por Él y ayudar a otras personas.

Evalúate a ti misma, y resuelve lo que tiene que ser resuelto. Es más inteligente resolver lo que hay dentro de ti, porque esto te permitirá hablar con credibilidad sobre lo que has vivido.

Cuando Dios habla, hay un divisor, ¡un antes y un después! Esto ya está ocurriendo y yo estoy segura de eso.