71º Día | Ser el Testimonio

71º Día | Ser el Testimonio

10 de Abril | Lunes | Juan 17:4

«Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.»

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Hola a todos los internautas,

Es un placer estar juntos, y mayor placer aún es llevar conmigo lo que estoy meditando durante el día.
Ninguna preocupación, ningún problema me hace desviarme del objetivo que recibí esta mañana.

Acompaña conmigo en el libro de Juan, capítulo 17, versículo 4:

«Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.»

Jesús glorificó al padre, consumando la obra que Él le dio para hacer.

Te preguntarás: «Pero, ¿qué es lo que Dios padre quiere que haga? ¿Cómo es que Dios quiere que yo Le glorifique? ¿En qué sentido Jesús está hablando, qué resalto, las

cualidades, los hechos de Dios?»

Primero quiero hablar lo que El vivió, cómo Él vivió… Él aprovechó su tiempo, perdonó, enseñó, tuvo paciencia, exhortó, corrigió a Sus discípulos y al pueblo. Y por
encima de todo, ¡Él fue con El padre!

Para que yo pueda glorificar a Dios aquí en la tierra, necesito depender del Padre, porque yo estoy llena de fallos, yo no sé lo que es mejor para mi, yo no se dirigir bien mi vida. Siempre que dirigí la vida a mi manera, aun de forma inconsciente, «me rompí la cabeza»… no me trajo satisfacción.

Pero cuando dependo de Dios y ejercito esta dependencia, el Espíritu Santo hace la obra dentro de mi, enseñándome a no estar ansiosa o preocupada, enseñándome a vivir mi relación con Él, a vigilar mis emociones, a ejercitar la fe delante de los desafíos, de las dificultades, en fin… Enfrento mis problemas conmigo misma, como una persona imperfecta, que yo tengo que vigilar, reconociendo que la obra de Dios tiene que ser hecha en mi, para que yo pueda glorificarlo a Él. Así yo doy aquello que Él hace en mi, porque yo no puedo transmitir lo que yo hago, es decir, yo incluso puedo dar, pero ¡no hay resultados! Pero, aquello que Él hace en mi, que depende de mi relación con Él, eso si, hace que yo lo glorifique, ¡por qué trae a la existencia al Dios vivo!

Mientras el Espíritu Santo no tiene acceso a tu vida, por ejemplo: cuando eres resistente no puedes glorificar a Dios, aquí en la tierra, porque tu quieres hacer las cosas a tu manera. Pero cuando te sometes, honras a Dios con tu vida, obedeciendo y sacrificando en pro de esa obediencia… Aprendiendo, vigilando, observando, atendiendo, en fin… Cuando haces esto, glorificas a Dios, porque comienzas a corregir tus errores y tus fallos. Pero cuando no oyes, no atiendes a la voz de Dios, de esta manera, no lo glorificas aquí en la tierra. Consecuentemente, no puedo hacer la obra de Dios en la vida de las demás personas.

¿Por qué?

Porque no aconteció contigo…

¡Solo podemos dar lo que recibimos!

El Señor Jesús apenas dio lo que Él tenia, pero también ejercitó la fe, en relación al poder de Dios: curó, liberó, enfrentó persecución de los fariseos, los hipócritas, los saduceos, principales sacerdotes que, en aquella época, eran los políticos, ¡y El Señor Jesús dijo la verdad y asumió la fe! Mostró al Dios vivo, no solo en la liberación, en la cura, sino a través de Su ser, de Su carácter, de Su conducta.

Por eso el dice: «Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.»

¿Sabes lo qué significa «acabado»?

Es un desarrollo, algo que se encuentra realizado.

Quiere decir la obra de Dios hecha por completo, o, en otras palabras, llegó al más alto grado de perfección.

Jesús hizo esto, porque Él era uno con Dios, ¡todo el tiempo!

Y el secreto para glorificar a Dios, aquí, en esta vida, aquí en la tierra, es que yo me relacione con Él, ejercite la fe ante lo imposible, mediante los problemas, me corrija a mi misma, vigile, para que, así la obra que está siendo hecha, bajo la responsabilidad que Él me dio, se complete, ¡porque el Autor de la fe está haciendo eso dentro de mi! En fin, esto es glorificar a Dios.

Si eres resistente al cambio, no puedes a Dios, aquí en esta vida.

Y tienes las condiciones para hacerlo… ¡si, tu!

Tú, que te crees incapaz, debes saber una cosa: cuando queremos, cuando tenemos sed, miramos a nuestro objetivo, pero cuando estamos en una fe emotiva, miramos a los obstáculos, a los problemas, que son mayores.

Pero, si yo creo, yo pongo mi creencia por encima de todas las dificultades, porque miro para mi misma y la pongo como mi meta.

Amiga internauta, glorifica a Dios en esta vida, para que así, puedas revelar a un Dios vivo y no a un Dios muerto.

Hasta la próxima.

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