De Hijos para Padres: ¡Yo planto, tú plantas, él planta… nosotros cosechamos!

Viviane Freitas

  • 7
  • Oct
  • 2014

De Hijos para Padres : ¡Yo planto, tú plantas, él planta… nosotros cosechamos!

  • 7
  • Oct
  • 2014

¿Cuántas veces ya oyó la expresión: “Quien habla planta y quien oye, cosecha?”

Pues sea, un sabio proverbio o no, la verdad es que no sólo quien habla es quien planta, pues, cada momento, podemos cultivar buenas o malas semillas, sea por intermedio de pensamientos, palabras, reacciones o actitudes.

Ahora, corresponde a cada uno de nosotros, escoger cuáles “alimentar”, pues es de éstas que cosecharemos los respetivos frutos.

Los padres, como cuidadores y protectores, naturalmente transmiten buenas enseñanzas a sus hijos. Por lo menos así debería de ser. Hasta hoy, guardo de mi padre principios básicos, que alimenté y cuidé, y que aún me sirven de ejemplo. ¿Existieron errores y fallos? Seguro que si, como es inherente a cualquier ser humano, pero las bases fueron lanzadas.

«Y al que se le enseña la palabra, que comparta toda cosa buena con el que le enseña. No os dejéis engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará.» (Gálatas 6.6-7)

No es sólo respetar a quién nos enseña, pero vivir a la semejanza de aquel que nos instruye a través de la práctica constante de sus enseñanzas; es dar frutos dignos de quienes no viven sin ton ni son, sin dirección.

Todo tiene un tiempo determinado, como plantar y cosechar. Así para nosotros, la enseñanza que recibimos no debe ser «anti-natural», como recibir y retener… Debe producir los frutos, correspondientes a la “semilla» que fue plantada. Todos los mensajes que oímos en casa, con los padres; en la Iglesia, por intermedio del pastor o a través de nuestros responsables espirituales, o cuando leemos La Biblia, tienen un objetivo especifico para cada uno de nosotros.

Aunque no tengamos la capacidad de absorber todas las palabras, hay algo que siempre retenemos y eso lo debemos practicar.

Hay personas que conocen la Biblia de principio a fin, pero no practican una sola palabra. Pero si practicásemos lo que Dios nos revela, a través de cada mensaje o enseñanza recibidos, estaremos más aptos para vivir en Espíritu, y no sólo, seremos oidores, de todas las cosas buenas, de Aquel que nos instruye.
Y, ¿cuál es el padre que no se enorgullecería de llamar de hijo a sus hijos? ¡Ahora imagine Dios!
Si permitimos completar el proceso de “cultivo», o sea: regamos, cuidamos, tratamos; vamos a crecer, evolucionar y dar frutos, consecuentemente segaremos aquello que esa semilla produjo, sea ella buena o mala.
Por ejemplo, si retenemos una duda y cuidamos de ella, la tratamos diariamente y alimentamos, va a crecer, evolucionar y dar a luz la incredulidad, la acomodación y, finalmente, la corrupción.
Por otro lado, si sembramos cosas buenas, según la Palabra que nos es transmitida, cosecharemos lo que es bueno, y, permaneciendo fieles, obtendremos, al final, la mayor de todas las recompensas, que es la vida eterna.

Un fruto, si se cuida debidamente, pasa por varios procesos: semilla, hojas, aumento en el tamaño, color, textura, etc. Todo esto son bendiciones y señales del bello fruto que se está formando, dependiendo de la semilla y del cuidado que le sea dado. El proceso de cultivo es duro, y la mayoría de las veces, monótono. Exige horas al sol y muchos cuidados, bajo arduas condiciones atmosféricas (fuerzas exteriores).
Si fuera así tan simple, como lanzar a la tierra y esperar, los agricultores no tendrían en su cuerpo las marcas del trabajo. Y así se procesa el ciclo de plantación de cada “semilla”; no se desarrolla y da frutos de forma inmediata. Requiere empeño, entrega, dedicación y perseverancia. Nada crece y da frutos, en nuestro interior, sin nuestra participación.
Por eso, tanto se debe cuidar lo que se planta, como aquello que se cosecha, pues no sólo daremos cuenta de lo que transmitimos, pero igualmente de lo que alimentamos, en nuestro interior, transformándose en frutos de perdición o de arrepentimiento para vida eterna.

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15 comentários

  1. es asi lo q uno siembra uno con el tiempo lo va a cosechas… por eso ai q sembras cosas buenas…como ud dice sra con empeño y mucha dedicacion no de cualquier manera…

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  2. depende de nosotros dar buenos o malos frutos si alimentamos los malos pensamiento daremos malos frutos, pero si alimentamos la Palabra de Dios daremos buenos frutos, por eso debemos estar atentos para alimentar todo lo que viene de Dios y a las malezas sacarlas de nosotros.

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  3. es asi Sra, es depende de nosotros a que damos oídos o que alimentamos, si alimentamos la carne o el Espíritu, por eso es importante vigilar, y fortalecernos día a día.

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