De hijos para padres: Una «excelente» persona

Viviane Freitas

  • 11
  • Nov
  • 2014

De hijos para padres : Una «excelente» persona

  • 11
  • Nov
  • 2014

Aunque no todos seamos padres, todos somos hijos. Y, en ambos casos hay una preocupación común: el bienestar y la felicidad de quién más amamos.

La salud, prosperidad y vida sentimental bendecida son virtudes que ansiamos ver en la posesión de cada uno de nuestros seres queridos. Pero, ¿será que nuestras metas y aspiraciones estarán de acuerdo con las prioridades de Dios?

No es inusual oír a las personas decir: «Mi marido no tiene a Dios, no concurre a la iglesia pero es una excelente persona.» «Tengo un óptimo hijo que no me da ningún trabajo y que está a punto de terminar su carrera, pero no quiere nada con Dios.» «Me voy a casar con él…no profesa ninguna fe pero me ama y es una excelente persona. Después, a través de mi ejemplo, va a cambiar.»

Tenga en cuenta en los ejemplos de arriba cuáles son las prioridades que se superponen.

Tal vez, incluso en la iglesia, sus pedidos más urgentes sean en relación a su cuerpo que es saciado por medio del bienestar físico y de los bienes materiales. Pero, ¿dónde está su preocupación con el espíritu siendo este el único canal de comunicación con Dios?

¿Será que se indigna más cuando su hijo no está salvo o cuando él no alcanza el ascenso que tanto anhela o la carrera que quiere? ¿Su dolor es por garantizar su salvación o por no tener su atención?

Apenas cuando celamos por la eternidad de nuestra alma, celamos igualmente por la de quién más amamos.

Nuestra prioridad definirá quiénes somos no por 20, 30, 50 o 100 años sino por toda la eternidad.

Así que, si tuviera que tener alguna «preocupación» que sea la de agradar a Dios sobre todas las cosas, incluso, en el trato con sus familiares.

«No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.» (Mateo 6:31-33)

Dejar un mensaje

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*