Cuarentena – Dia 19

Viviane Freitas

  • 7
  • Feb
  • 2013

Cuarentena – Dia 19

  • 7
  • Feb
  • 2013

“Zacarías, su padre, lleno del Espíritu Santo, profetizó, diciendo:Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque visitó y redimió su pueblo, y nos dio plena y poderosa salvación en la casa de David, su siervo, como había prometido, desde la antigüedad, por boca de sus santos profetas, para liberarnos de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos odian; para usar de misericordia con nuestros padres y acordarse de su santa alianza y del juramento que hizo la Abraham, nuestro padre, de concedernos que, libres de las manos de enemigos, lo adoráramos sin temor, en santidad y justicia ante él, todos nuestros días.” (Lc.1:67:75)

Zacarías estaba lleno del Espíritu Santo cuando profetizó esas palabras.

No fue el mismo cántico que María profetizó…

Antes de hablar sobre lo que hemos leído, quiero que prestes atención a lo siguiente: María no había estada durante meses, muda…Digamos que el proceso fue diferente, en virtud de la reacción de cada uno:

Ambos hicieron la pregunta, pero la de Zacarías se presentaba como una duda, y la de María, como consecuencia de la información que había recibido del ángel: De qué forma sucedería lo que iba a acontecer.

Después que pasaron meses que Zacarías estuvo “callado”; “mudo” , él profetizó, lleno del Espíritu Santo.

¿Cuándo seremos llenas del Espíritu y usadas por Dios?

Cuando pagamos el precio de aprender… Y esto hace que lo apreciemos.

“Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque visitó y redimió a su pueblo.”

La palabra redimir es retirar del peligro de la condenación.

Cuando Zacarías profería estas palabras, destacaba el cuidado de Dios. Él sabía que el pueblo de Israel no tenía ningún derecho para alcanzar la misericordia, porque, a pesar de escogido, había cometido muchos errores.

Igualmente nosotras, cuando aprendemos, reconocemos la misericordia de Dios, porque no merecíamos ser salvas, por la forma como actuábamos.

…y nos suscitó plena y poderosa salvación en la casa de David, su siervo…”

Es algo poderoso… Aún creyendo en Dios, teniendo Su disciplina y mandamientos, presta atención en la cantidad de veces que lo decepcionamos. Ante esto, ¡solo podemos decir que la salvación es poderosa!

Zacarías habla de esta forma, porque vio esa misericordia, primero en su vida. Por eso, su cántico era objetivo y claro. Porque habiendo pasado por sus propias luchas, reconoció su error.

Aún declarándose “de Dios”, así como Zacarías era justo, él aprendió. Tal como nosotras, que erramos, pero insistimos en aprender. Precisamente para que entendamos la salvación que Dios nos concede.

“…para librarnos de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos odian…”

Dios permite que aprendamos, para liberarnos de todo lo que nos tiene presas, de aquello que es considerado nuestro “enemigo”. Por ejemplo, nuestros deseos, o nuestro “yo”, los sentimientos… son enemigos declarados en nuestro interior.

Cuando aprendemos lo que es recto, y practicamos, enfrentamos lo que nos intenta oprimir, contrariando lo que es usado para nuestra propia destrucción.

“…Para usar de misericordia con nuestros padres y recordar de su santa alianza…”

Porque todos pecaron… pero ¡Dios no cambió! Él es constante y permanece en su misericordia.

Dios no necesita hacer un juramento, porque él tiene el poder y no tiene que convencer a nadie. Pero insistió en jurar.

¿Por qué?

Porque nos valora a cada una y hace cuestión de que confiemos. Por eso, juró por Él, y por la alianza firmada con los Patriarcas.

“… de concedernos que, libres de las manos de enemigos, lo adoráramos sin temor…”

Mientras los sentimientos nos dominan, nos quedamos frustradas. Cuando esto acontece, no adoramos a Dios con temor, sino religiosamente, con palabras memorizadas y sin expresión; sin vida.

Y ¿por qué?

Porque la fe está contaminada por los sentimientos; es una fe emotiva.

Mientras estamos “amarradas” en las manos de los “enemigos”, o sea, los sentimientos predominan, no existe osadía. No conseguimos ser definidas.

La definición existe cuando estamos libres de nuestros pecados; de aquello que nos mantiene presas.

¡Adorar sin temor, significa que aprendimos la lección!

A semejanza de Zacarías: Si él no hubiera aprendido; si hubiese dejado la duda o sus deseos prevalecer, jamás alabaría libremente.

Pero como se sometió y aceptó, estaba libre para alabar a Dios.

Cuando aprendemos, nos hacemos libres…

Ya no existe el “aprieto” en el corazón; la agonía; preocupación; desconfianza; dudas… Por eso nos referimos al sentimiento como un pecado. Porque en realidad, esto no deja presas. ¡Es un enemigo! Y mientras más hagas caso a los sentimientos, más te haces presa a estos.

Pero, cuando aprendes y te sometes, estás flexible a la orden de Dios.

“…en santidad y justicia ante él, todos nuestros días.”

Cuando no estamos siendo conducidas por lo que sentimos, sino por la justicia, que es la Palabra de Dios, entonces vivimos en “santidad”, apartándonos de la fe emotiva.

Incluso sentimos… pero lo eliminamos inmediatamente, porque sabemos que es un ataque del “enemigo”. Y cortamos el mal por la raíz… ¡No permitimos que este prevalezca, ni un sólo día!

¡Amiga, te toca a ti!

Este año, está en sus manos “arrancar el mal por la raíz”. Depende de ti.

Yo no sé si estas “sintiendo” u odias el mal. Pero una cosa es cierta: Si este año acaba, y esta Cuarentena llega al fin, y tu continuas frustrada, es señal que todo no fue otra cosa que emoción.

Aceptaste la Palabra de Dios, te alegraste, pero no has perseguido, odiado los errores. Ni te has valorado.

¿Y cuándo te valoras?

Cuando luchas para “Ser”, independientemente lo que los demás pensarán a tu respecto.


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5 comentários

  1. Lo que nos cuesta conquistar es lo que más valoramos y cuidamos.

    Aura Sandra
    Atocha
    Madrid.

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  2. Buenos días, Sra. Vivian, excelente reflexión,
    L a vida es un continuo aprendizaje. Reconocer nuestros errores, nos dá la humildad necesaria para vencernos a nosotras mismas: Vencer nuestros miedos, dudas y en sí nuestros sentimientos y dar paso a la práctica de la fe y obediencia a la palabra de Dios, que nos hace salvos: nos libera de el enemigo no. 1:Nosotros mismos.

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  3. Hola

    Quería compartir una experiencia reciente que confirma lo que que está escrito en este texto.
    He pasado años tratando de perdonar a una persona de mi trabajo y pensaba que la había perdonado pero siempre quedaba algo. Oraba por ella pero solo por su salvación, me costaba pedir a Dios que la bendijera de todo corazón. Y mientras tanto, todo mi trabajo amarrado, todas mis iniciativas eran paralizadas, malas contestaciones… hasta que me humillé delante de Dios como nunca lo había hecho, le dije lo que nunca le había dicho de corazón, le pedí justicia y también oré por esta persona para que la bendijera en todo sín límites de todo corazón. Y también hice el voto de José para que Dios me sacase de esa esclavitud.
    La primera sorprendida he sido yo ya que al día siguiente esta persona fué cesada de su puesto, y nos dijo que lo estaba pasando mal que para ella casi era una liberación. Le han dado otra opción de trabajo y se que va a ser para su bien.
    Agradezco a Dios por esta liberación y porque es fiel a su palabra.

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  4. muchas gracias sra viviane me sirvio mucho su post !me valorare¡

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  5. Es cierto Sra Viviane me voy a valorar

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