¿Cómo es el justo?

¿Qué hace frecuentemente?

¿Por dónde anda? ¿Cómo se comporta?

Nuestras conductas hablan mucho sobre nosotros mismos, hablan qué tipo de persona somos.

La Biblia dice: “El justo anda en su sinceridad;” Pv 20:7

El justo no es perfecto. Él simplemente se observa todo el tiempo y percibe sus errores. Pero, en lugar de victimizarse o culpar a terceros, él mira para aquello que él debe ser. Él usa la fe para sobrevivir en su vida con Dios. Este es el caminar del justo.

Por eso la Biblia dice: “El justo anda en su sinceridad; bienaventurados serán sus hijos después de él.”

Esto es porque él será un ejemplo a ser seguido. Y los hijos tendrán referencia de la fe delante de sus ojos. Probando así el bien que él se hace a si mismo.

Mis padres siempre fueron ejemplares para mi. Siempre hubo mucho respeto por nuestra parte hacia nuestro padre. Siempre lo admiré mucho, y procuré ser amparada por mi madre.

Con ellos, tuvimos los mejores consejos y orientaciones que los padres pueden dar. Teníamos, sobretodo, a Dios en nuestro hogar. A mi ver, no me faltaba nada.

Yo tuve el alto privilegio de conocer el bien, y desear el bien, porque tuve referencia dentro de mi propio hogar. Por eso, fui bienaventurada.

Después de una cierta edad, ya empecé a tener conflictos, dificultades debido al rechazo de los demás. Pero mi madre y mi padre me señalaron a Jesús, para que me apoyase en Él. Y así fui aprendiendo a oír. Hasta un día, a los 15 años, en que yo realmente nací de Dios y recibí el Espíritu Santo. Todo se hizo nuevo dentro de mi.

Mis ojos ya no veían la vida como antes, dependiente de los demás. Comencé a sentirme valorada por la mente que empecé a tener. A ver lo que antes no conseguía ver.

Si es sincero para asumir su realidad delante de Dios, y deja de agradarle todo aquello en lo que se ha apoyado, para apoyarse totalmente en las manos de Dios. Todo se hará nuevo en este día, ¡y usted nunca más será triste!