Cerrar la “puerta”

Viviane Freitas

  • 6
  • Jun
  • 2012

Cerrar la “puerta”

  • 6
  • Jun
  • 2012

El miedo forma parte de los sentimientos de cualquier ser humano.

Pero solo lo sentimos cuando permitimos que determinadas experiencias se transformen en traumas.

Situaciones que para otros, son consideradas “normales” , nos hacen “temblar” de miedo.
Mientras que en el interior aceptemos esta condición, aquello que resultó ser una debilidad, empieza a ser la raíz de nuestros miedos y recelos más profundos. Por eso cuesta tanto hacer frente a situaciones en las cuales ya tuvimos malas experiencias anteriormente.

¿Cuándo va a terminar?

¡Cuándo practicamos la fe inteligente!

Cuando tenemos miedo, la tendencia es “cerrar la puerta”; ni siquiera intentamos superarlo, sino que necesitamos que este prevalezca y se desenvuelva en nuestro interior. Una vez que dejamos albergar el miedo, este se convierte en parte de nuestra vida y empieza a guiar nuestros pensamientos y acciones.

Por ejemplo: Cuando en algún momento recibimos “no” a alguna aspiración o deseo, eso afecta directamente a nuestro orgullo, porque en ese momento depositamos en él nuestras expectativas. Para que esto no vuelva a suceder una y otra vez; y no seamos nuevamente “decepcionadas”, todo lo que tiene que ver con esta situación, se evita en el futuro. La puerta se “cierra”, sin posibilidad de una nueva oportunidad, ya que la propia persona no lo permite. Y nadie, absolutamente nadie, tiene condiciones de ayudarla, en esta condición.

Lo mismo ocurre con las amistades. Es muy frecuente:
Una supuesta amiga te decepciona y, ahora, nadie tiene espacio para nuevamente conquistar tu confianza o amistad. Cierras la “puerta” de tu “casa” , no permites que nadie más entre, ¡por que corres el riesgo de volver a ser herida!

Entonces, todo lo que nos causa miedo, pavor o vergüenza, nos hace “cerrarnos” interiormente, llenándonos de sentimientos nocivos a la estabilidad interior, como la tristeza, angustia, pánico, etc. Emociones que alteran y transforman negativamente nuestra personalidad. Mientras que esto hace parte de nosotros, nuestra boca ni se atreve a pronunciar nuestros defectos, porque en el fondo, el sentimiento de culpa también nos domina.

Un ejemplo típico son aquellas que son víctimas de algún tipo de violencia: Después de la traumática experiencia “cierran” la puerta, sufriendo un trastorno de personalidad, fruto de esa situación . Son efectos secundarios negativos internos a los cuales nadie tiene acceso, a no ser Dios, cuando la propia persona no soportando más el peso de aquel sufrimiento, se disponga a “abrir la puerta”, dejándolo entrar y tomar posesión de su vida.

Cuando pensamos por nuestra autonomía que no vale la pena vivir aliadas al tormento, entonces sí, podemos recibir ayuda y ser libres de este sentimiento que nos esclaviza, que es el miedo.

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3 comentários

  1. antes de conocer al señor jesus para mi el miedo. era parte de mi vida. tenia panico miedo siempre ,y eso no me dejaba avanzar. no me dejaba traspasar la puerta que siempre la veia cerrada., era la puerta del avance del exito. hasta que tome una actitud. me apoyo en el señor jesus , y tuve que entrar por esa puerta . el miedo es lo peor que pueda estar en el mente de una persona.

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  2. En realidad pienso que el miedo es una condición del ser humano que nos lleva al fracaso, pues ella no nos permite avanzar, particularmente he aprendido que cuando no tomó una actitud y enfrentó alguna situación, no llegaré más allá e incluso no podré glorificar a Dios, por esa razón nuestra confianza y seguridad en Dios nos hace fuerte y nos hace vencer las más grandes batallas…

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  3. No podemos dar lugar aquello, debemos verificar nuestras. Acciones y actitudes ante los demás y de mi misma.

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