Buscando problemas donde no los hay

“Entonces los vecinos y los que antes le habían visto que era mendigo, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? Unos decían: El es; y otros decían: No, pero se parece a él. El decía: Yo soy. Entonces le decían: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos? El respondió: El hombre que se llama Jesús hizo barro, lo untó sobre mis ojos y me dijo: «Ve al Siloé y lávate. Así que fui, me lavé y recibí la vista. Y le dijeron: ¿Dónde está El? El dijo: No sé. Llevaron ante los fariseos al que antes había sido ciego. Y era día de reposo el día en que Jesús hizo el barro y le abrió los ojos. Entonces los fariseos volvieron también a preguntarle cómo había recibido la vista. Y él les dijo: Me puso barro sobre los ojos, y me lavé y veo. Por eso algunos de los fariseos decían: Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el día de reposo. Pero otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer tales señales? Y había división entre ellos. Entonces dijeron otra vez al ciego: ¿Qué dices tú de El, ya que te abrió los ojos? Y él dijo: Es un profeta.” (Juan.9:8-17).

Observa que el hombre ciego fue curado, y las personas, en lugar de buscar al Autor de la cura, lo llevaron a los fariseos, cuestionando lo que sucedió. Buscando un motivo de acusación, llevaron “al pie de la letra” la costumbre del sábado, día en que los judíos no ejercen ninguna actividad. Procuran cumplir la “ley”, pero no por temor a Dios. ¡Por lo contario! Si existiese temor, se quedarían felices al ser testigos de la cura de aquel hombre.

Muchas veces, es lo que sucede… Tú, amiga internauta, cuestionas ciertas cosas y buscas saber el por qué de determinadas situaciones. Dios te pide algo y preguntas: “¡¿Por qué?!” O te ocurre algo fuera de lo “normal” e inmediatamente cuestionas el motivo. No lo entiendes….

Ya me ha ocurrido en varias situaciones, el no entender lo que Dios quería, pero cuando yo Lo reconozco como Autor de mi vida y tengo confianza de que Él sabe lo que es mejor para mi, entonces no existe desconfianza de lo que Él hace.

Los fariseos tenían envidia porque Jesús hacía lo que ellos no conseguían. ¡Jesús curaba y ellos no! Acompañaron a aquel hombre ciego, pero cuando él fue curado, ¡esto fue para ellos un problema!

Por ejemplo, hay personas que ya han sido liberadas de las drogas, y que mientras consumían, no tenían tantos problemas – para los de afuera – como en el momento en que aceptaron servir a Aquel que los salvó.

Tienes que usar tu fe inteligente, porque la fe emotiva puede manifestarse en cualquier momento, una vez que somos seres humanos y “sentimos” miedos, inseguridad…. Los fariseos, religiosos de la época, temían mucho al Señor Jesús. Y cuando se teme de forma extrema, se buscan problemas donde no los hay, ya sea por envidia o por miedo.

Prevaleciendo los sentimientos, consecuentemente hay reacciones de “ataque”. Por ejemplo, cuando envidias a alguien, como a una mujer bonita, con un cuerpo lindo, cabellos, ojos, piel,… con una belleza admirable. Cuando te comparas a ella, empiezas a despreciarla, a decir que no es bonita, pero, en el fondo, la admiras. Son problemas que acarrean consecuencias de los sentimientos que alimentas.

Nadie escogió tu piel, ojos y cabello. Nacemos de la forma que fuimos formados. Por eso, no intentes eliminar lo que es inteligente; y si la persona es bonita, ¿por qué la ignoras? Si ella tiene algo para dar o si Jesús la curó, ¡¿por qué estás preguntando, desconfiando y envidiando, cuando en el fondo, existe un resultado positivo deseado por todos?!

El problema es que no fuiste tú haciéndolo, y por eso, terminas envidiando. ¡Observa cómo el ser humano es malo! ¿Piensas que eres “buenecita”, que eres una buena persona? ¡De hecho, nosotros pensamos eso de nosotros mismos! Pero, el Señor Jesús dijo que bueno ¡es el Padre!

Nunca me olvido de que alguien me dijo: “¡Bueno es el que está en los cielos!” Aquello me despertó y me bendijo. Realmente, bueno es Jesús, es Dios, por esto es que existe la necesidad de ser salvos. Si estás desarrollando tu fe, debes saber que la alcanzarás no por tu propia capacidad, sino porque necesitamos y dependemos de Dios, exactamente por no ser buenos.

¡No crees problemas donde no existen! Si, por ejemplo, detectas ahora una envidia relativamente hacia alguien, que hay características que te faltan, no reacciones de forma errada, porque traerás problemas para ti, a través de tus malos ojos, y no agradarás a Dios, atraerás tinieblas – al diablo – hacia tu vida.

Muchas personas se quedaron endemoniadas por haber cambiado a Dios por los malos ojos. No seas así. ¡Se noble de espíritu!

Espero tu comentario. Me quedo muy grata por tu participación.

Si has presentado un espíritu ansioso, religioso, envidioso, miedoso, puedes cambiar esa historia: Obedeciendo y sometiéndote a la Palabra de Dios, ¡que te trae vida!