189 – Dios hace su parte cuando tú haces la tuya. – [SERIE – ¿QUIÉN ES DIOS?]

189 – Dios hace su parte cuando tú haces la tuya. – [SERIE – ¿QUIÉN ES DIOS?]

¿Sabías que Jacob no fue perfecto? Ningún hombre de Dios fue perfecto. Todos erraron, pero Dios los vio.

Dios ve que la persona comete errores, pero no porque quiera errar, es que no ha tomado las medidas que debería haber tomado, por lo tanto, está sujeta al mal.

Después de que Jacob tuvo un grave problema en su familia (su hija fue abusada, y sus hijos se vengaron del príncipe que había cometido el abuso, matando a todos los hombres de esa ciudad), estaba devastado, hasta que Dios vino y le habló:

«Entonces Dios dijo a Jacob: Levántate, sube a Betel y habita allí; y haz allí un altar a Dios, que se te apareció cuando huías de tu hermano Esaú. Entonces Jacob dijo a los de su casa y a todos los que estaban con él: Quitad los dioses extranjeros que hay entre vosotros; purificaos y mudaos los vestidos;» Génesis 35:1-2

¿Sabes por qué Jacob tuvo que hablar con su familia? Porque aún no había tomado la autoridad como jefe de familia para mandar quitar los dioses extraños; él toleraba eso, es decir, ya había encontrado a su hermano, hecho las paces, supuestamente había resuelto la situación con su mayor enemigo (que en su mente era encontrarse con su hermano), pero aún había algo dentro de él que comprometía su vida, que era dejar los dioses dentro de su casa, de su familia.

Entonces, así como Dios habló con Jacob, cuando Dios te habla es para levantarte, para que salgas de esa comodidad, de esa falta de iniciativa. Y cuando Jacob escuchó a Dios y acató Sus Palabras, se levantó y tomó la iniciativa, porque vio su propio valor.

Cuando no ves tu valor, te dejas llevar por los problemas.

«…Quitad los dioses extranjeros que hay entre vosotros; purificaos y mudaos los vestidos;» Génesis 35:2

Jacob había dejado que sus hijos tomaran la iniciativa para las cosas malas, hasta que, en otras palabras, dijo: «ahora ustedes se van a purificar, van a cambiar estos vestidos, esta manera de ser.» Y continúa:

«y levantémonos, y subamos a Betel; y allí haré un altar a Dios, quien me respondió en el día de mi angustia, y que ha estado conmigo en el camino por donde he andado.» Génesis 35:3

Quiso decir: «Ustedes se vengaron por lo que ocurrió con su hermana, pero eso no quitó la angustia. Dios me respondió en el día de mi angustia. Y cuando subamos a Betel, al altar de Dios, el mismo Dios que fue conmigo en el camino que he andado, Él nos responderá y quitará esta angustia. Todo lo que Dios ha hecho en mi vida ha sido por Su Misericordia.»

Jacob les estaba diciendo esto a su familia, estaba testificando, pero, de repente, tú eres una persona que se somete al mal en tu vida. No te opones al mal, sino que dejas que predomine en tu vida.

¿Y sabes qué pasó? «Entregaron, pues, a Jacob todos los dioses extranjeros que tenían en su poder y los pendientes que tenían en sus orejas; y Jacob los escondió debajo de la encina que había junto a Siquem.» Génesis 35:4

La familia necesitaba una persona definida en su fe, y no vulnerable a los problemas. Observa que Jacob ni siquiera los dio a nadie, sino que enterró todos los objetos.

«Al proseguir el viaje, hubo gran terror en las ciudades alrededor de ellos, y no persiguieron a los hijos de Jacob.» Génesis 35:5

Puedes imaginar que lo que los hijos de Jacob hicieron (matar a todos los hombres) ciertamente dejó a las personas enojadas, pero Dios hizo que las ciudades alrededor tuvieran terror y no persiguieran a los hijos de Jacob.

Fue Dios quien detuvo el problema, pero Jacob tuvo que tomar la iniciativa.

Y tú también tienes que tomar la iniciativa.

¡Dios hace su parte cuando tú haces la tuya! Termina de hacer tu parte, que Dios hará la Suya.

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