5º Día – Yo quiero… ¿Qué hago?

Hola a todos los internautas es un placer estar con vosotras en este quinto día del Ayuno, ayer estábamos hablando sobre la mujer samaritana, y vamos a continuar hoy.

Ayer hablamos que el agua que ella estaba buscando, es el agua que después de tomarla volverá a tener sed; y el agua que Dios nos propone que tomemos, es el agua que es una fuente rebosante para la vida de ella, nos te deja tener sed, nunca más tendrás sed. Y tú te preguntas: “¿Cómo puede ocurrir eso? Si yo siempre esperé la afirmación de las personas, ser aprobada, siempre tuve miedo de ser quien yo realmente era, porque estaba preocupada en lo que los demás iban a pensar de mi, qué van a decir, eso es porque tienes sed, no sabes lo que es esa agua que rebosa para viva eterna, porque ¿cómo puede estar está agua en ti y tu estar toda tu vida dependiendo de las personas y de las circunstancias? ¿y viviendo por las circunstancias y por las personas? Para que tu puedas beber aunque sea por un instante, algo que es pasajero, y es sobre esto que Jesús estaba hablando, y es sobre esto que está hablando, y cuando se habla del Espíritu Santo, cuando te propones a hacer el Ayuno, es para que te concentres y dediques toda tu vida, porque todo lo que has buscado, el éxito, la familia, el matrimonio, la vida sentimental, sea lo que sea, siempre vas a volver a tener sed, ¡siempre! Porque en nadie hay perfección. Sin embargo cuando tú tienes esa agua, que es la respuesta. Tú estás leyendo este artículo ahora, porque estás buscando una respuesta, existe esa sed dentro de ti, tú la buscas entre los amigos, en tu marido, en las amigas, en la iglesia, en una palabra, entre las personas a alguien que pueda darte la respuesta que estás buscando, ¿por qué? ¡porque tienes sed amiga internauta!

Tú tienes sed, pero a veces tu sed está en algo que es pasajero, y dices, como es el tema de hoy “Yo quiero… yo quiero esa agua Viviane, ¡Yo quiero beber de esa agua que Jesús me propone! Y nunca más tener sed, que es una fuente para vida eterna. ¡Yo quiero resolver esa cuestión, esa duda, ese miedo, esa inseguridad de una vez por todas! Porque vivo corriendo detrás de mi, yo vivo huyendo de ella, ¡yo vivo con miedo de todo y de nada!”

Presta mucha atención ahora:

“La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga sed ni venga hasta aquí a sacarla.

El le dijo: Ve, llama a tu marido y ven acá.

Respondió la mujer y le dijo: No tengo marido.

Jesús le dijo: Bien has dicho: «No tengo marido, porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad…“ (Juan 4: 15-18) [/floaquote]

Vamos ahora a ver lo que tienes qué hacer, amiga internauta. ¿Tú dices que quieres el agua? ¿Verdad? Pero hay una cosa que no dices, tú no hablas de ti para Dios, y Jesús le dijo: “Ve, llama a tu marido y ven acá.”
Es decir Él habló de la herida de ella, de lo que no estaba resuelto en su vida, que era la vida sentimental.
Y con certeza esa vida sentimental no estaba resuelta, es decir no era solamente el marido, no era solamente tener un hombre, porque ella tenía un hombre, sino el problema que ella cargaba dentro de ella, ese agua que ella bebía y después volvía a tener sed, como es tu caso.

“El le dijo: Ve, llama a tu marido y ven acá. Respondió la mujer y le dijo: No tengo marido.”

Una única cosa, amiga internauta que voy a decirte, que va a revolucionar tu vida, tú quieres esa agua viva, entonces asume quien eres “Pero, ¿qué van a decir de mi?” como era el caso de ella, ella no tenía marido, ¿Qué es lo que Jesús dijo? Presta atención: “Jesús le dijo: Bien has dicho…”

Observa, ¿qué es lo bueno que vas a decir? Es lo que tú cargas dentro de ti, la verdad que tienes miedo de confesar, de asumir, por lo que vives huyendo, ¿sabes? cada vez que alguien tiene que decir algo de ti, siempre huyes, porque nunca aceptas la verdad. Pero para beber de esa agua, del agua que Él tiene para darte, tienes que asumir tu condición, por es Él dijo:

“Ve, llama a tu marido y ven acá.

Respondió la mujer y le dijo: No tengo marido.

Jesús le dijo: Bien has dicho: «No tengo marido, porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido;…“

Es decir Jesús dijo lo que ella no había hablado, pero ella asumió que era verdad “Yo no tengo marido”.

Tú amiga internauta, pon todo hacia fuera. ¿Sabes? Cuanto más yo os hablo de mis experiencias ¿qué tengo que perder?

Quizá dices así: “Tú eres hija del Obispo Macedo, es esposa del Obispo Julio, ¿cómo tienes ese coraje, esa audacia para hablar de tu vida así, de forma tan transparente?, porque yo tengo miedo, tengo recelo de lo que los demás van a pensar de mi”

Ese es tu problema, no asumes ni para ti, ni para Dios, y no resuelves el problema, y lo escondes. Y no consigues encarar ese problema que estás viviendo.

Jesús habló de la herida de esa mujer, que ella ya había tenido cinco maridos, y ahora el hombre que ella tenía no era su marido, es decir, podría ser un amante, no sé cuál es el caso de ella, pero el hombre con el que estaba no era su marido.

Quiere decir, tú no resuelves tu problema, te escondes, y está nítido para quien tiene la verdad, para quien asume su fe en Jesús, como fue mi caso, yo asumí mi situación. Yo hable con vosotras innumerables veces, aquí en los artículos que ya he publicado en el blog, situaciones que yo viví.
Es decir, yo asumí mi condición para Dios, independientemente de lo que los demás piensen de mi, si yo tenía que ir adelante, si yo tenía que bautizarme, yo ya he hecho eso, siendo esposa de Obispo, independientemente de lo que los demás vayan a pensar. Porque yo asumí mi condición, y voy a decirte algo, yo recibí de esa agua, y sigo recibiendo de ese agua, porque yo tengo que asumir la condición en que yo estoy, y es eso lo que quiero que tengas amiga internauta, asume tu condición, para que recibas esa agua viva, esa fuente rebosante.

¿Por qué ocurre conmigo? ¿por qué yo tengo para dar? ¿cuál es la diferencia entre tú y yo? ¿por qué soy hija del Obispo Macedo? ¿Por qué soy esposa de Obispo? ¡No!

La única diferencia, lo que puede hacer una diferencia es la actitud de fe, es la creencia, la obediencia, es lanzarse en la nada, ¿Tú tienes ese coraje? Entonces hazlo amiga internauta, disponte para Dios, busca un lugar hoy mismo, para hablar con Él, para disponerse para Dios.

Y cuando llegues a la Iglesia y algo te toca ves adelante, ¡si tienes, que ir ves!, no dependas de lo que los demás piensen de ti, habla de lo que hay dentro de ti.
Si estás cansada, agobiada, habla lo que hay dentro de ti, ¡no seas hipócrita! No uses palabras que agradan, palabras para llenarte la boca durante el momento de la oración, disculpa el término.

Usa palabras de lo que estás viviendo, de lo que está sucediendo dentro de ti, habla con Dios, exponte, y habla en un tono en que tú puedas escuchar, no hables así “bsbsbsbsbs” para Dios.

Amiga internauta, ¡haz tu parte! Vas a ver que al terminar esa oración no serás la misma, verás que va existir esa fuente, y vas a recibir el Espíritu Santo en este Ayuno porque te habrás entregado de hecho y de verdad.

Acompaña los artículos, haz todo lo que tengas que hacer, sé agresiva con todo lo que te hace parar, sé agresiva para excluirlo de tu vida; y haz con osadía, con fuerza aquello que va a añadir, como has leído en los artículos.

Observa ¿qué estás ganando? ¡Vida! Entonces pon vida, estate a disposición para hacer todo para Dios. ¿Está bien?

Un fuerte abrazo y hasta mañana.