26º Día | Ser El Testimonio

Viviane Freitas

  • 6
  • Feb
  • 2017

26º Día | Ser El Testimonio

  • 6
  • Feb
  • 2017

6 de Feverero | Lunes | Juan 12.25

“El que ama su vida la pierde; y el que aborrece su vida en este mundo, la conservará para vida eterna.”

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Hola a todos los internautas. Es un placer estar juntos, haciendo este propósito de Ser el Testimonio.

Y para ser el Testimonio, es muy importante que meditemos en la Palabra de Dios y verificar cómo está siendo en nuestra vida.

Acompaña conmigo la lectura en el libro de Juan 12, versículo 25

“El que ama su vida la pierde; y el que aborrece su vida en este mundo, la conservará para vida eterna.”

Hay personas que viven en este mundo, las cuales a los ojos de otras que están en la iglesia, son vistas de está forma: “Aquella chica tiene de novio a quien ella le gusta y quiere; aquella joven tiene varias amigas, y yo, aquí en la Iglesia, haciendo todo bien, no hay ningún chico que me guste, no tengo amigas, y las que tengo no son verdaderas… ella parece que está aprovechando más la vida; y yo, que ya tengo 42 años y aún no me casé… ¡¡si estuviese en el mundo tendría varias opciones y ya estaría casada!!”

Cuántas mujeres en la Iglesia envidian la vida del mundo, porque este puede embriagarse, ir a fiestas, usar cualquier ropa – sensual o masculina – en fin, puede hacer lo que quiera con su vida. Pero Jesús afirma que quien ama su vida la perderá, es decir, quien ama hacer las cosas a su manera, va a perder todo aquello que, aparentemente, piensa que tiene. Porque, en realidad, resumiendo, ves que la persona no tiene nada.. no es feliz.

Hasta puedes verla riéndose, yendo a fiestas, sonriendo en las fotos, en las revistas, en internet; las mujeres siendo vanidosas, bonitas, jóvenes y, aparentemente, bien cuidadas. El mundo pretende mostrar que estás cosas es lo que las hace vivir, las hacen reír, les permiten tener varios amigos, tener una vida según su voluntad, mientras que en la Iglesia “tienen que” renunciar, mirar con buenos ojos, guardar su corazón, perdonar, etc., todo muy “difícil”: “Yo no puedo usar este tipo de ropa, y me gusta ir con pantalón jeans a la reunión, de falda corta o vestido corto; me gusta usar “tanga”, etc.

Una vez atendida u orientada, ella sabe que esto no conviene para un cristiano y que no puede tener una vida ilimitada como desea, pero mira a todo como si, aparentemente, fuese una “regla”…

En el fondo, la persona está apegada a estas cosas, a su forma de ser, y no pretende obedecer o someterse. ¡Quiere hacerlo a su manera! Quiere llegar tarde, hablar con todo el mundo, y cuando la llaman la atención para que haga silencia, porque está en la casa de Dios, a ella no le gusta.

¡Quiere vivir una vida que no tiene limites!

¿Y cuántas no son las mujeres, casada o solteras, que quieres vivir “a su manera”, porque creen que están perdiendo el derecho de ser felices?

Pero te pregunto: ¿Cuándo tus sentimientos y tus ilusiones dieron resultados? Porque cuando estabas en el mundo y hacías lo que querías, tu no eras feliz.

¿Cuándo te realizaste? Porque aunque no conocías la Verdad, eras consciente y sabías que no tenías paz.

Pero hay personas que no quieren perder la vida… la vida que les gusta.

“El que ama su vida la pierde …”

Si amas tu forma de ser, y tu insumisión, los defiendes, los aprecias, alimentas, te gusta y te relaciones bien con tu manera de ser.. así ¡vas a perder!

“…y el que aborrece su vida en este mundo …”
Quien odia sus instintos, sus ganas de venganza, sus malos ojos, y odia incluso, aquello que ha visto sobre si a través de estos audios.

Si empezaste a acompañar los audios apenas hoy, debes empezar desde el principio. No te preocupes si estas atrasada, porque lo importante es hacer lo que es correcto. No te los saltes para estar con “todo el mundo”, porque aquí no estamos trabajando según los días, sino según la necesidad.

Entonces, empieza todo de nuevo y oye cada audio, no con prisa para actualizarte, porque no estamos trabajando con religión, sino tratando del alma. Y cada tema, cada versículo que hemos tratado aquí, tenemos que verificarlo.

¿Cómo vas a leer con prisa? No es así. Saca provecho de cada versículo, de cada día, para que así puedas verificar y corregir, porque es así cómo valoras las cosas de Dios.

“…y el que aborrece su vida en este mundo, la conservará para vida eterna.”
Odiar la “vida”, en este caso, es odiar lo que te hace ser injusta, distante de Dios, egoísta, y que te hace amar a tu manera, porque es esto, lo que por ejemplo, genera los celos. Percibes que al amar a tu manera, no haces bien a nadie, sino que creas confusión; crees que estás defendiendo un derecho tuyo, pero en lugar de esto, estás creando más problemas.

Pero si odias tus celos, tu envidia, los malos ojos, los juicios en relación a otras personas; cuando odias tu insumisión, o tu manera de ser, etc., cuando haces esto, desprecias el mal y no lo alimentas, como hace la persona que le gusta lo que está mal, alimentarlo.

Amiga internauta, verifica tu intención, tu manera de ser con las demás personas, la forma como las juzgas, cómo hablas sobre ellas. Si alimentas problemas y malos ojos dentro de ti, aunque nadie lo vea, tu sabes lo que está dentro de ti.

Si lo alimentas, si te gusta, … pero sino lo quieres alimentar, rehúsas y avergüenzas tu orgullo, por ejemplo; pidiendo perdón a las personas, visiblemente, como también a Dios. Porque es muy fácil pedir perdón sólo a Dios, porque a Él no le ves, pero a la persona que tu orgullo tiene que confrontar, ¡ahí ya es diferente!

Si odias el pecado, lo contrarias y no lo alimentas, ¡es esto lo que hace la diferencia en la fe! Las personas que hacen así, están guardando sus vidas.

Imagino que estás descubriendo muchas cosas, pero no es por eso que, literalmente, te estás entregando. ¡Tienes que odiar! Porque hay una diferencia entre quedarte sintiendo y tomar la decisión.

¿Cuál es la diferencia?

Cuando decides, odias y contrarias, pero si tu estás sintiendo, apenas te sientes culpable. Y está es una de las cosas que el diablo adora: hacerte sentirte culpable, para que siempre te excluyas de creer en las promesas de Dios. Y lo hace porque para él ya no hay resultado, pero para ti si, ¡hay salida! Y la salida es una decisión, ¡así como el arrepentimiento es una decisión que tomamos!

Piensa una cosa: Cuando estás agotada y ya has pasado los límites; ¿hablas sintiendo?¡No! Sino decidida. Ya sea en relación a tus familiares o para resolver un problema en el banco o un negocio, etc., si te sacan de tus casillas ¿hablas sintiendo? ¡No, sino mirando a aquello que es correcto! Exactamente, cuando me arrepiento, miro a la promesa de Dios, creo y decido por mi misma a desafiarme y resolver los problemas que tengo.

Observa que hay oraciones que haces, de las cuales no ves resultados, porque no has ejercitado tu fe, sino que esperaste que Dios hiciese todo. Y cuando hay una decisión, no se espera por nada, ni por nadie para hacer tu parte, ¡porque sabes que la parte de Dios será hecha! No te quedas esperando que Dios haga Su parte, para después hacer la tuya… Primero haces la tuya y Él hará la que Le pertenece.

Es importante que te pongas en tu lugar, porque cuando hay arrepentimiento, hay decisión. Cuando hay sentimiento, apenas hay culpa, te sientes inferior, no te ves digna, etc. Pero no es por nuestros méritos por lo que somos perdonados, sino por lo que Dios dijo. Siendo así, ¡yo decido creer y punto!

No dejes que esos sentimientos te envuelvan, incluso porque fueron estos los que te hicieron tomar actitudes erradas, ¡¿y ahora quieren volver como si fuesen tus “amigos”, para hacerte sentir todo nuevamente?!¡No!

Toma una iniciativa y resuelve lo que tienes que resolver.

Llegamos al final de está meditación, fue un placer estar con vosotras.

Un fuerte abrazo, hasta la próxima.

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