- 27
- Mar
- 2013
180 minutos que resumirán 32 años ( Parte II )
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Entonces, cansada de sufrir, cuando oí decir que había una oportunidad, y que Dios creía en mi, ¡la agarre con todas mis fuerzas! No fue fácil, pero lo superé.
Si antes, en casa, ya era una “guerra”, después fue peor, porque mi madre salió de la iglesia y yo permanecí…. ¡solita!
Ella hacía de todo para que yo desistiese: Me humillaba, me despreciaba, hasta el punto de dejar de comprarme lo básico, como ropa. A veces, cuando llegaba a casa , de la iglesia, ella estaba esperándome para, una vez mas, ofenderme, criticarme…. Pero yo no desistí, ¡porque yo sabía lo que quería!.
Me entregue con todas las fuerzas a Dios, y Él me daba coraje para proseguir. Así, fui desenvolviendo mi vida espiritual. Empecé a tener objetivos, que antes no tenía, porque pensaba que por haber sido rechazada, y por no haber estudiado, no podría ser “alguien” o tener algún tipo de valor.
Me liberé, nací de nuevo y fui bautizada con el Espíritu Santo. ¡Pero no por eso dejé de enfrentar persecuciones!
Cuando nació en mí el deseo de ganar “almas”, la dejó muy indignada, hasta el punto de intentar agredirme (Lo que Dios nunca permitió que aconteciese).
El tiempo fue pasando, y yo, desarrollando la fe; mi comunión con Dios.
Mientras que mi madre parecía que empeoraba cada día, mi padre no hablaba conmigo; era indiferente; como si yo no existiese.
Dentro de casa parecía un infierno, pero yo no desistía, porque ahora ya tenía a mi “compañero de guerra”, Dios, que me daba fuerza y coraje para proseguir todos los días.
Y el deseo de hacer la obra en el altar crecía dentro de mi… Algo que parecía imposible, porque cuando evangelizaba, venía el maldito pensamiento de que yo no tenía testimonio; y la pregunta de quién se haría cargo de mi familia, me sentía la “protectora”, ya que yo era la única que estaba firme con Dios (Otra historia, que yo creo que tendré la oportunidad de contar). Pero, ¡luché y vencí esos pensamientos!
Después de haber sido levantada como obrera y tener mi vida espiritual estructurada, vino la vida sentimental.
OBS: No estaba preocupada, confiaba en Dios, que en el momento oportuno me bendeciría.
¡Y así fue! Conocí a mi esposo y me casé. Pero hasta llegar al matrimonio fue otra guerra, ya que no tuve el placer de compartir esto con mis padres, como cualquier otra joven. Una vez más ¡fui humillada!.
Ya estaba con todo preparado, pero sin ningún apoyo de parte de mi madre, la cual ni siquiera vio mi vestido de novia, ni me ayudó a vestirlo. ¡Fue horrible! Pero no me desanimé, porque tenía mi amigo fiel, Dios, que estaba conmigo en todos momentos.
Finalmente, ¡el día del matrimonio! Salí de casa, no para huir, ¡sino porque Dios me había honrado!
Aunque, el tiempo que me quedé con mi madre, no pude decir lo que me gustaría, ni oír de ella lo que deseaba.
Pasaron muchos años… Nosotras conservábamos, ella me respetaba, pero nunca pasó de eso. Yo no tenía mucho placer en conversar con ella, porque no había ninguna diferencia: Eran siempre las mismas cosas; problemas y problemas, entonces pasaba mucho tiempo sin llamarla. Llegaron a ser 4 meses. Recientemente, la llamé y fui sorprendida, porque todo lo que no oí en 32 años, lo oí, y hablé, ¡en 180 minutos!
Mi madre ya no era la misma; había algo diferente en su voz.
Recordamos el pasado, me referí a situaciones que ella no se acordaba, y a asuntos con los que anteriormente se irritaba y no me escuchaba. Pude contarle por primera vez mi testimonio; ella reconoció sus errores, pero sin condenarse, porque ya hacían parte del pasado.
Fui muy fuerte. Porque me di cuenta de que ella me veía como un ejemplo y por primera vez, tuve placer en hablar con mi madre. ¡Tuve ganas de abrazarla y besarla!
Dijo que a veces meditaba en nuestra relación y el tiempo que había perdido, dejando de darme su amor y cariño. ¡Cosa que jamás imaginaría oír!
¡¡¡¡Dios es tremendo!!!!
Ahora, yo me pregunto, ¿cómo sería si yo hubiese desistido? ¿Dónde estaría?
Pero no miré hacia atrás, no desistí, no actué por los sentimientos, no dejé de luchar, sino que perseveré y Dios no me desamparó. Él cuidó y continúa cuidando de mi. ¡Me honró y continúa honrándome!
Y por eso, ¡hoy puedo disfrutar y compartirlo con vosotras!
¿Y tú? ¿Has hecho o puedes hacer lo mismo? O ¿ya has desistido?
Besos a todas.
viviana fonnegra
26 mayo, 2016 a 0:2
CUANDO LOS SENTIMIENTOS NO NOS GOBIERNA NUESTRA MENTE Y CORAZÓN SOMOS CAPACES DE VENCER CUALQUIER ADVERSIDAD DE NUESTRA VIDAS POR QUE DIOS ES NUESTRO GUIADOR.
Alejandra Villavicencio
14 junio, 2013 a 3:2
Fuerte historia, por eso no podemos desistir, por más oscuros que veamos el panorama. Por más solo que nos podamos sentir en este proceso. Dios cuida de aquellos que lo honran, que lo ponen a El en primer lugar, que son capaces de renunciar a su querer por agradarlo a El. SENCILLAMENTE DIOS TIENE EL CONTROL. Un abrazo desde Venezuela.
Isis
12 junio, 2013 a 12:2
Impactante… me encantó! sólo que ese tipo de situaciones ya escuché y es mas comun de lo que pensaba…sinceramente me gustaría saber cómo se hace en una situacion similar o casi igual, pero donde la madre no te deja ir y te lo prohibe?? es muy importante para mi, porque aquí por lo menos la dejaba asistir…hasta qué edad deberíamos obedecer en casa cuando nos prohiben ir a la iglesia?? hasta la edad de ser mayor de edad en cada país?? por favor me interesa, a mí me pasó y hoy en día me gustaría ayudar a jóvenes que estén pasando por lo mismo, pero no sólo diciéndoles que «oren» porque de hecho lo hacen, sino que pensé en hacer algun trabajo con ellas, porque su actitud es loable, pero no todas pueden alcanzarla y nació muy fuerte mi deseo de esto hace un tiempo nada más que no sé cómo. No quiero el reconocimiento de nadie, sólo ayudar porque sé que esto es muy común en la iglesia, en especial con las mujeres y a mí me hubiese gustado contar con una mano firme en ese momento no sólo que me envíe a realizar una oración, sino que me apoye con lo que me estaba pasando. cariños..
Andrea
24 abril, 2013 a 3:2
Estimada:
Parecido a lo q siempre he vivido enn mi casa, con mi madre, y es en esa misma fe que persevero sin desistir en oración para su salvación.
Gracias!
Andrea
MABEL DE ARGENTINA
21 abril, 2013 a 0:2
señora su relato es tremendamente inspirador, estoy en la actualidad viviendo similsares situaciones con mi madre ., ella es incredula aun ,tiene 78 años ., y yo estando ya 13 años en los caminos de señor no he podido llegar a ella y ser amiga, la palabra de DIOS ella no la conoce es por eso que lucho cada dia por ella en oracion y propositos planteados por el Espiritu Santo , se que DIOS me honrrara con victoria. pido por sobre todo la salvacion de su alma.
gaudencia valencia
28 marzo, 2013 a 9:2
Hola sra es tan marabilloso ser a migo de Dios me ba a yudar mucho su testimonio .