Episodio 110 – El odio dice muchas cosas

Episodio 110 – El odio dice muchas cosas

Ya percibimos que tenemos facilidad de amar a alguien, querer el bien, cuidar de esa persona, como también odiar, repugnar, rechazar, despreciar, así es el ser humano. O a él le gusta o no le gusta.

¿Pero Dios, quién es Dios? ¿Usted cree que Él odia a alguien? ¡No! ÉL no odia a nadie, Él odia al pecado, que hace a la persona esclava del mal.

Vea lo que está escrito en la Biblia, para que usted y yo podamos raciocinar de acuerdo con los pensamientos de Dios:

“Y estaba cerca la Pascua de los judíos, y muchos de la región subieron a Jerusalén antes de la Pascua para purificarse.” Juan 11:55

Hasta hoy los judíos festejan la Pascua, porque fue la salida del pueblo hebreo de Egipto, de la esclavitud. Y en este pasaje, vemos que muchas personas ya estaban yendo a Jerusalén para purificarse.

“Entonces buscaban a Jesús, y estando ellos en el templo, se decían unos a otros: ¿Qué os parece? ¿Que no vendrá a la fiesta? Y los principales sacerdotes y los fariseos habían dado órdenes de que si alguien sabía dónde estaba Jesús, diera aviso para que le prendieran.” Juan 11:56-57

El odio dice muchas cosas, el odio dice que usted está inseguro, que usted quiere irritar, quiere hacer alguna cosa para atormentar a la otra persona. El odio dice que usted guarda rencor, que usted tiene que perdonar, que usted no tiene que oír. El odio dice que usted no tiene que verse a sí mismo. El odio solo le echa la culpa a la otra persona.

Y era eso lo que pasaba con los principales sacerdotes, los religiosos y los fariseos. Ellos habían hecho un consejo para hacer la vida del Señor Jesús imposible, ya que Él había resucitado a Lázaro y estaba haciendo muchas señales. Y eso incomodaba a los religiosos y siempre va a incomodar a los religiosos, a los que tienen autoridad, porque ellos quieren esclavizar a las personas, quieren tener autoridad sobre ellas, sin que ellas piensen.

Entonces, el odio rebela un mal dentro de aquellas personas, y fue lo que sucedió en el caso de los religiosos y de los fariseos. Que, aun así, hablando de Dios, aparentando que eran de Dios, vemos en ellos el resultado de algo que no está bien, que no acepta.

Si usted cree en Dios, si usted habla de Dios, ese Dios tiene que hacerle bien a usted, y no hacer con que usted destruya a alguien, no hacer con que usted mire con malos ojos, ni para que usted venga a planear algo contra alguien.

¡Dios hace bien! Pero usted es una persona religiosa, que va a la iglesia y hace el mal, desprecia a otros, quiere siempre imponer su voluntad o su manera de ser para las personas, entonces eso muestra que usted no está bien, porque las cosas de Dios son respetuosas, buenas, puras y le hacen bien a usted y al prójimo.

El odio dice muchas cosas, inclusive que usted no quiere resolver el problema, que su orgullo acepta el mal, invita al mal. Usted sabe que el odio abre puertas. Jesús habla sobre eso, que, si sus ojos son malos, todo su cuerpo estará en tinieblas. ¿Usted sabía de esto?

Si usted permite al mal, entonces usted va a conducirse al mal. Y eso sucede con sus ojos, con sus pensamientos, con sus palabras, con sus actitudes.

Muchas personas están amarradas a causa de un odio, ellas no se aproximan a la familia, no son felices. Y por más que ellas intenten amenizar el problema, distrayéndose con amistades, con ocupaciones, con trabajos, con fama, aun así, en su alma existe aquel vacío, aquella tristeza, aquella angustia, porque ella permite que el mal habite dentro de ella.

Es decir, aquellos principales sacerdotes, por más que conocieran la Palabra de Dios, eligieron sus propios conceptos.

Y usted puede ser una persona que va a la iglesia, inclusive, hasta tiene una autoridad en una iglesia, pero usted tiene ese mal dentro de sí, usted está alimentando al diablo, está sirviendo al diablo, porque fue lo que sucedió con lucifer, que era un ángel de luz y paso a ser un ángel de tinieblas.

Inclusive, las tinieblas pasaron a existir a partir del momento en que él aceptó su propia propuesta, o sus propios pensamientos contrarios a los de Dios.

Lo que es del mal, hace mal para sí. Y hasta hoy el diablo es infeliz, a él le gustaría tener la oportunidad que usted tiene. Y para herir a Dios, el diablo trabaja duro, para que usted no perdone a nadie, para que usted desprecie, ignore, hable mal…

Cuando usted tiene un mal, usted habla mal, murmura, acepta a aquellos pensamientos malignos, pero, así como usted aceptó los pensamientos del mal y vivió con ellos dentro de sí, usted también puede aceptar el bien, ahora, es solo decidir, odiar al mal.

¡Haga esta prueba ahora mismo! E inmediatamente, cuando usted se desprenda de los malos ojos, de ese mal que habita en su interior, ¡usted tendrá paz! Y esa paz viene como respuesta de Dios de que usted hizo lo que era correcto, justo y puro.

¡Va a salir un peso de dentro suyo! ¿Qué tal perdonar a quien le ofendió?

Comparta un episodio más de la serie «¿Quién es Dios? ¿Quién es usted?».

Dejar un mensaje

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*