6º día – ¿Cómo fue Jesús entre nosotros?

Viviane Freitas

  • 15
  • Jun
  • 2014

6º día – ¿Cómo fue Jesús entre nosotros?

  • 15
  • Jun
  • 2014

¿Cómo fue Jesús entre nosotros?

Hoy ya es el 6º Día de nuestro Ayuno de Jesús, estamos viviendo la fe de Ser Una con Él, y estaremos hablando sobre cómo fue Jesús entre nosotros.


“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.»
(Juan 1:14)

Dios se hizo carne. No fue sólo, «bla, bla, bla”, sino que hubo práctica, entrega. Dios, Padre, dio a su Hijo, permitiendo que Él habitase entre nosotros. ¡¿Te has parado para pensar, que Jesús vino sometiéndose a un cuerpo humano, que no pecó, pero que fue tentado en todas las circunstancias?! ¡Él jamás pecó! Sometiéndose por mi y por ti, a un mundo lleno de problemas, a los cuales incluso nosotros estamos sujetos.

Para el Señor Jesús, fue un sacrificio, cambiando el privilegio de estar con su Padre, para venir hasta mi, hasta ti, viviendo entre nosotros. Esto me llamó mucho la atención. ¡Observa que lindo!

«Y el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros…»

Habitó entre los pecadores. No había nadie igual que Él, pero se sometió por nuestros errores, y vivió cerca de nosotros, sin excluirse por ser perfecto.

Normalmente, cuando la persona se ve perfecta o cuando no concuerda con la actitud de terceros, se excluye, se queda aparte. Y el Señor Jesús habitó entre nosotros, pecadores, llenos de fallos, de errores, sabiendo que los Suyos no Lo recibirían. Y se sometió a eso.

Hay tantas personas que se excluyen, porque los demás son imperfectos, y ese no fue el papel del Señor Jesús.

No debemos excluirnos, y si permanecer junto a aquellos que quieren, y estar listos para dar vida.

Cuando Él habitó entre nosotros causó una revolución dentro de las personas, pero lo que percibo, hoy en día, es que muchos son cristianos, tienen amistad con obreros, miembros, esposas de pastor, pero no revolucionan nada. No dan vida o no ven el alma de la otra persona.

Voy a deciros una cosa: Varias veces en mi vida busqué una persona que me enseñase, como una madre, o hermana mayor, por que yo tuve eso dentro de casa. Pero cuando me fui lejos de ambas, de quienes me enseñaban, exhortaban, busqué eso en los cristianos, oía a muchos hablar de Dios, pero no me instruían de esa forma.

Atendí a muchas personas que esperaban una palabra, incluso estando cerca de tantas otras, pero nadie miró su alma; no vieron su necesidad, o no trabajaron en ella.

Y cuando Él habito entre nosotros, lo hizo «lleno de gracia y de verdad…»Mira como debemos ser….por que si encontramos gracia delante de Dios, ¿no alcanzaremos gracia y verdad delante de las personas?

Cuando aceptas, asumes y resuelves la verdad, eres flexible, te sometes, eres humilde, aprendes, enfrentas los desafíos, por que tienes a Dios como aliado. ¡Esta es la gracia! Y cuando estás en el medio de otras personas, transmites igualmente gracia y verdad, viendo el alma de cada uno.

«…y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre».

Date cuenta cómo debes ser, tú que eras de Dios, eres bautizada con el Espíritu Santo. Observa aquí tu papel. Quien ha de venir, tiene que ver la gloria de Dios, mirar esa gracia y verdad.

¡Jesús recibía favor entre los hombres, porque ofrecía perdón por los pecados, era misericordioso y lleno de bondad, tenía paz, era amigo, y también verdadero!

Mientras Él estuvo con nosotros, nos dijo la verdad, hablando duro con el hipócrita, por que era el único medio de que este viese: a través de la verdad. Pero la opción de aceptar o no, siempre fue de cada uno.

Si existió alguien verdaderamente amigo, en el mundo, fue el Señor Jesús, que siempre habló la verdad. Estuvo entre los necesitados, no entre los ricos y los políticos, en el «palacio». Fue hasta los pobres, y a aquellos que Lo buscaban y le pedían Su ayuda, extendía la mano, perdonaba, no tiró piedras a la mujer pecadora, a quien avisó para que no pecase más. ¡Pero no la condenó!

Dios no te condena, amiga, sino que te enseña a no pecar más. Observa este ejemplo de amistad, y percibe como puedes ser con aquellos que están a tu alrededor, entre tus amigos, con las personas que trabajas, en la Iglesia. Este miedo, recelo,…

Porque, ella no fue valiente para enfrentar la verdad. Como es duro para ella, porque no asume o acepta la verdad, tampoco consigue transmitirlo. Quien recibe, tiene la verdad para dar, porque vive a verdad.

¡Asume tu fe, amiga!

Ah, si yo pudiese, ponía dentro de ti lo que ocurrió en mi interior, pero tengo la certeza que estas palabras, que no son mías, sino de Dios, llegaran hasta ti con vida, y ¡esto aconteció para que tú creas!

Dejar un mensaje

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*