Yo te escogí

Viviane Freitas

  • 4
  • Ago
  • 2014

Yo te escogí

  • 4
  • Ago
  • 2014

«Nadie cree en mi…”; “Todos me ven apenas como una jovencita que no sabe nada de la vida…”; “No sabes lo que quieres…”; “¡Eres una niña!”


Si ya has pensado en esto, sabes muy bien el dolor que es, nadie cree en nosotros. Nos sentimos solas, desvaloradas, ignoradas, como si fuésemos INVISIBLES en este mundo. Nadie sabe el dolor que sentimos, y parece que no quieren saberlo. Por más que nos esforcemos en cambiar, parece que nadie valora nuestro esfuerzo.

Y, así, en soledad (a pesar de que muchas veces estemos rodeadas de gente) pensamos: “¿será verdad? ¿realmente soy inútil? ¿realmente no sirvo? ¿estoy destinada a ser una cualquiera?”

Así como yo y tú, también hubo un joven que pasó exactamente por eso. Nadie creía que él valiese algo. En casa él hacía los menores trabajos, que no hacían mucha diferencia.

Daba igual que se aplicase o no en su trabajo, nadie le veía y aunque le viesen, todos ignoraban su esfuerzo y empeño. ¡Él era considerado “nadie”!

Nadie creía que él fuese capaz de hacer algo.

Pero, un día, él recibió una visita inesperada…

Alguien que hizo cuestión de su presencia, que lo trató con valor y que en medio de todos los que no creían en él, lo ungió Rey de Israel. Estoy hablando del Rey David, hasta hoy, conocido como el mayor rey de Israel.

Pero ¡¿espera?! ¿¿Cómo un jovencito, conocido como un don nadie, de repente es ungido rey??

Aquí esté la diferencia del vencedor: Todos los veían apenas como un niño, alguien que no sabe nada, en su interior, él sabía exactamente lo que quería.

Él no quería ser uno más, él quería honrar su palabra, su compromiso. Él podía ser pequeño por fuera, pero era grande en su interior.

La responsabilidad de él era cuidar de las ovejas de su padre, y él honró de tal manera ese compromiso, que dio su vida por las ovejas (literalmente).

Puede que nadie vea lo que hay dentro de nosotros, pero ¡Dios lo ve! Él nos observa, y, en los pequeños detalles, definimos nuestro futuro.

[/floatquote]» Entonces Saúl dijo a David: Tú no puedes ir contra este filisteo a pelear con él, porque tú eres un muchacho y él ha sido un guerrero desde su juventud. Pero David respondió a Saúl: Tu siervo apacentaba las ovejas de su padre, y cuando un león o un oso venía y se llevaba un cordero del rebaño, yo salía tras él, lo atacaba, y lo rescataba de su boca; y cuando se levantaba contra mí, lo tomaba por la quijada, lo hería y lo mataba. Tu siervo ha matado tanto al león como al oso; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, …” (ISm. 17:33-34)[/floatquote]

¡David escogió ser diferente! Él podría haber creído en las palabras de derrota; podría haber aceptado que era un jovencito sin experiencia, y sin capacidad, ¡pero no lo aceptó! Él definió que no sería un cobarde, que no sería sólo un niño, ¡que no sería anulado! Él definió que sería diferente.

Las palabras que oíste, o las actitudes que insinúan que tú no tienes valor, puede hacerte sentir inferior y hacer de ti una derrotada O pueden crear, dentro de ti, una indignación, ¡y darte fuerza para ser diferente! Eres tú quien escoge.

¿A qué voces das oídos? Aquello que oíste, o ves, va a definir su futuro, ¿o es aquello en que CREES que definirá tu futuro?

De repente, ni siquiera tú ves tu potencial, ¡pero puedes tener la certeza de que Dios te ve! Él te conoce muy bien, ¡Él cree en ti!

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7 comentários

  1. Asi es sra, Dios escoge a capacitados, sino que capacita a sus escogidos

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