¿QUIÉN ES DIOS? ¿QUIÉN ES USTED? – Episodio 42 : ¿Quién quiere vida?
- 23
- Nov
- 2023
Muchos dicen que quieren a Dios, peor para eso puede abrir la boca y decirle a Dios que usted Lo quiere, que quiere el Espíritu Santo, que quiere servirle. Y aún así, en la vida, muchos no toman actitudes para mostrar que quieren a Dios.
Por ejemplo, cuando oyen la verdad, siempre tiene una escusa para decir que la vida que vive es la correcta, no aceptan la verdad, no aceptan la justicia de Dios, quieren su propia justicia, quieren su propio reino, su deseo, su voluntad, su sueño, y quieren que todas las personas acepten su reino como reino de la justicia.
Pero no es así, todos tenemos que aceptar el verdadero Reino, que no es el nuestro. No es a nuestra manera, no es nuestra voluntad, no es nuestro deseo, no es nuestro sueño. Y si el sueño de Dios.
El Señor Jesús dijo:
“Porque así como el Padre levanta a los muertos y les da vida, asimismo el Hijo también da vida a los que El quiere.
Porque ni aun el Padre juzga a nadie, sino que todo juicio se lo ha confiado al Hijo,
para que todos honren al Hijo así como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.” Juan 5:21-23
Las personas piensan que honrar a Dios es, por ejemplo, apenas hacer la función que ellas aprendieron, como dar ofrendas, dar el diezmo. Pero cuando oyen la verdad, la corrección, la disciplina, no lo aceptan.
Se ve mucho esto en las personas que son antiguas en la iglesia y que no viven la fe. Yo, por ejemplo, llevo 31 años de casada, pero con Jesús estoy hace 33 años. Y en estos 33 años, yo a decirle que el Señor no hizo mi voluntad en todo. Hubo momentos en mi vida en que Él se quedó en silencia, no respondió mi pedido, mi voluntad. Y allí quedo claro quién era yo.
Infelizmente, me acuerdo de ese suceso, porque no quería oír la voluntad de Dios. Quería que sobrepusiese mi voluntad, porque estaba doliéndome mucho la situación que estaba viviendo. Pero, en un dado momento, no sé cuanto tiempo, tal vez unas tres semanas, dos semanas o un mes, no recuerdo, Dios habló conmigo.
Siempre que salía a la calle, miraba a las personas y decía así: “Esa mujer que tiene a su hijo, a su hija, puede tenerlos, y yo no”. Porque no ya no tenía a los niños que había intentado adoptar.
Y yo miraba indignada, sin entender cómo una persona que no era de Dios tenía todo lo que ella quería, y yo que soy de Dios no lo tenía, porque ya servía a Dios. Indignada, yo quería las cosas a mi manera. ¿Y qué pasó?
Un día, Dios habló conmigo muy fuerte en la reunión. Pero, ¡muy fuerte! Hasta el punto de que no me contuve, en el momento de la predicación y empecé a llorar mucho. Normalmente empezamos a llorar en la hora de la oración, pero ya en la predicación, Dios habló conmigo. Y quebró aquello que estaba dentro de mi, aquel orgullo, aquella defensa, aquellos argumentos, aquel reino que tenía en mi cabeza, las cosas que yo quería a mi manera.
Y fue cuando hice un voto con Dios, en el Altar. Y entregué mi mayor sueño, voluntad, deseo a Dios, porque opté, escogí servir a Dios. No quería alimentar más esos argumentos de indignación, de querer más mi mundo que servir a Dios.
Y dije: “Quiero servir al Señor. Quiero el Altar, quiero el Altar, quiero el Altar…”, y allí llorando. Cuando me levanté, no me imaginaba como iba a ser, sólo le dije a Dios “Yo quiero, y no sé cómo voy a sobrevivir con ese dolor de no tener expectativas de tener hijos”.
Y Dios ahí me respondió inmediatamente, ¡pero inmediatamente! Y me hizo ver quien era yo con mi voluntad, por eso el Señor dice:
“…el Padre a nadie juzga, pero dio al Hijo todo juicio;”
El Señor Jesús, que vino en carne y hueso, puede juzgar y puede hablar, porque Él vivió en nuestra carne, Él sabe nuestra tentación, Él conoce nuestros deseos, nuestro reino, nuestros sueños…
“…para que todos honren al Hijo así como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.” Juan 5:23
El Espíritu Santo, que fue enviado por parte del Señor Jesús, para conducirme a la Verdad, me habló. Yo tenía que oír. La decisión era mía, y acepté aquella Verdad.
Así está escrito:
“En verdad, en verdad os digo: el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida.” Juan 5:24
Imagine, ¡¿el Espíritu Santo orientarle a hacer tal cosa y usted querer hacer su voluntad?! Entonces, usted dice que cree más en su voluntad que en la voluntad de Dios, que Dios es injusto, que el Reino de Él es injusto y su reino es justo.
Quién cree en el Señor Jesús, en el Espíritu Santo que hablado, orientado, exhortado, disciplinado, tiene la vida eterna. Es Espíritu Santo es el Espíritu del Señor Jesús conduciéndonos. Cuando yo acepté, creí en Aquel que fue enviado.
“En verdad, en verdad os digo que viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que oigan vivirán.” Juan 5:25
¿Quién quiere vida? Aquel que cree en Aquel que es enviado por Dios Padre, el Señor Jesús, el Espíritu Santo dirige a la persona. Pero cada uno escoge lo que quiere, si quiere vida o si quiere la muerte. ¡Y voy a probárselo!
A veces, pensamos así: “Ah, esa persona no está entendiendo nada.”
Puede que ella no esté entendiendo, pero oye la voz del Hijo de Dios: Como está escrito aquí:
“En verdad, en verdad os digo que viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que oigan vivirán.
Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le dio al Hijo el tener vida en sí mismo;” Juan 5:25,26
Y Dios da esa vida a todos sus hijos. ¿Por qué? Porque ese hijo es humilde para oír la voz de Dios.
“…y le dio autoridad para ejecutar juicio, porque es el Hijo del Hombre.” Juan 5:27
Jesús tiene el poder de juzgar porque Él es el Hijo del hombre, porque Él estuvo en carne y hueso, es Dios en carne y hueso, Hijo del hombre.
“No os admiréis de esto, porque viene la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz,…” Juan 5:28
Entonces no hay escusa para que diga: “Ah, no oí la voz de Dios.” ¡No!
“y saldrán: los que hicieron lo bueno, a resurrección de vida, y los que practicaron lo malo, a resurrección de juicio.” Juan 5:29
Es decir, todos tienen oídos para oír, incluso en el sepulcro.
Bueno, ¿usted es mi amigo, mi amiga? Si es mi amigo, si es mi amiga, obedece al mi Padre, a mi Señor Jesús, a Aquel que está hablando con usted, que dice que tiene que hacer el bien para llegar a la resurrección de la vida.
Si hace el bien, toma medidas de forma correcta.
Graciela
10 enero, 2024 a 15:2
Buenos dias asi es AMEN