¿Qué es lo que más te gusta hacer? – (5º Parte)
- 21
- Abr
- 2016
En el post de la última semana, hablamos de la dependencia exclusiva de Dios (link). ¿Por qué debemos desarrollar esta comunión?
Porque cuando Dios habla, es la cosa más linda que hay; me pongo en mi lugar. Y esto no hace sentir humillada, inferior. No necesito de la afirmación ajena; no preciso destacarme para que los demás me vean… Él me da una seguridad incomparable!
No en forma de “poder”, sino de consciencia de cuánto necesito depender del Él así como un “bebito” en los brazos de su madre.
Es cuando me veo imperfecta y reconozco cuánto necesito está cerca de Él.
Por eso, lo “lindo” no es tener “poder”, saber hacer algo, ser famosa, tener varias amigas, ser promovida a un lugar mejor, tener responsabilidades mayores, etc. No es esto lo maravilloso… Lo maravilloso es ver a Dios con mis ojos y que Él me hable!
Por ejemplo, lo que considero más bonito en mis hijos es cuando ellos son humildes. Así los aprecio, me da ganas de estar cerca, me da placer estar en compañía de ellos. Pero cuando se sienten seguros, esa “independencia” los hace distantes… Se tornan fríos, porque ya tienen supuestamente lo que necesitan. Lo mismo sucede con aquel que no es dependiente de Dios. Se queda distante de Él, no se relaciona ya con Dios y ni siquiera es sensible a Su voz.
Todo lo que escucha es lo que los otros le dicen. ¡Eso también es muy triste! Para que Dios se comunique con una persona, es necesario que use a terceros, pues es incapaz de ser sensible a Su voz. No logra darse cuenta.
Dios nos dio las condiciones de ser cercanas a Él, pero nos cabe a nosotras elegir oírlo y atender Su voz.
Por ejemplo, Dios permitió que pasara vergüenza, que tuviera dificultades, no saber lidiar con una situación nueva, etc., y lo permitió para que me volviese a Él y quedase en Su total dependencia.
¿Pero cuál es la actitud de quien piensa tener el “poder” o que está
continuamente recibiendo de otros? Distante; no participa; como se siente segura, dice y hace todo por autonomía propia… y asume que todo está bien!
De esta forma, termina distante de su marido, de su familia, no sirve a su prójimo y se hace intolerante con los demás, porque se siente poderosa! Cree que la forma de gestionar su vida y la “hermosura” de aquello que más le gusta, le dan la seguridad que necesita. Piensa que su posición o responsabilidad le garantizan algo.
Si actuamos de esta manera, nos comparamos a la iglesia “pobre” a la que refiere en el libro de Apocalipsis:
“Porque dices: “Soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad”; y no sabes que eres un miserable y digno de lástima, y pobre, ciego y desnudo…” (Ap 3.17)
Porque todas nosotras, sin excepción, por más que podamos crecer o no, necesitamos de Dios!
Y cuando miramos para las “hijas de los hombres”, que son hermosas, es porque no estamos mirando al Altar, sino a nosotras mismas, considerando nuestro orgullo y egoísmo.
Deysi
23 abril, 2016 a 16:2
Tengo un poco de todo lo que se explica aqui, pero eso ultimo.. creo q lo he manifestado mas.. y creo que es para eso mismo que Dios permite que pase lo que estoy pasando, para aprender humildad y reconocerlo en todos mis caminos.. creo que en ese proceso estoy..
veronica cervantes
23 abril, 2016 a 2:2
cuando uno esta en la dependencia de Dios y escuchamos a su voz todo lo que uno realiza da resultado y cuando uno se cree independiente que todo lo pude atravez de sus fuerzas. sale todo mal, tenemos que ser humildes y reconocer que sin Dios nada somos.
Samantha Gonzalez
22 abril, 2016 a 19:2
Es una enseñanza inspirada por el propio Espíritu Santo, cuando tenemos la dependencia en Dios, él nos ayuda, realmente cuando Dios habla, la carne quiere hacer lo contrario a la voz de Dios, ahí es donde viene el sacrificio a la obediencia de su voz.
Liliana Aguayo
22 abril, 2016 a 9:2
Mi prioridad y confianza siempre tienen que estar en la totalidad dependencia de Dios ,yo no puedo desviar mis ojos para lo que hace hombre o dejarme llevar por los sentimientos.
Elisa
22 abril, 2016 a 7:2
When we think we are self sufficient and independent. So much so that we know everything, we become intolerable. And the people around us want nothing to do with us. And what’s more important is that instead of pleasing God, we are only pushing ourselves away because we are under control or at least we think we are.
What I realized, is that in order to be in The hands of God, I have to show a dependency towards Him. Not one that is visible to men, but me truly depending on God. Like a child needing her mom or dad. I still remember my parents and how when I was a child I was so scared to be away from them. I was afraid of loosing them. Unfortunately, when I was sixteen what I feared the most, happened. My world came crashing down.
Now, I take that same notion in regards to my communion with the Lord Jesus. To fear not being close to Him, and to depend on Him always.
Esperanza
22 abril, 2016 a 4:2
sra gracias por cada palabra y experiencia que nos enseña por que leyendo y analizando me doy cuenta cuanto mease falta saber y aprender mas