¡OBRERA QUE QUIERE EL ALTAR!

Estos días hablaba con una obrera que desea el ALTAR, que quiere ser esposa de pastor. Vi en sus ojos el deseo ardiente mientras hablaba.Sin embargo, en el medio de la conversación, hice un comentario para que ella pensase realmente en la seriedad de su objetivo.

Le pregunté: “¿Tienes noción de la gran diferencia que hay entre el DESEO y SER el ALTAR?”

Muchas quieren y desean el ALTAR, pues de él recibieron un cambio de vida, una palabra que aportó la solución para sus dilemas. Por eso y otras razones es que desean el ALTAR ,pero no por la razón exacta, que es SER el propio ALTAR.

¡Decir que quiere y desea el ALTAR no cambia nada mi vida, y no hace ninguna diferencia, pues son apenas palabras, pero lo que prueba que realmente aquél es mi objetivo, es cuando mi SER es uno con DIOS, cuando yo y el ALTAR somos uno.

Soy el ALTAR cuando hay “VIOLENCIA” contra mi “yo”.

Si mis voluntades prevalecen; si tengo un fuerte genio; si soy sentimental hasta el punto de quedarme abatida cuando me corrigen; si tengo sueños y ambiciones personales para satisfacción de mis intereses;
¡si tengo impulsos, defensas y reservas, entonces NO SOY EL ALTAR!

Si realmente eres una obrera que tiene el objetivo de SER el ALTAR y no solamente de QUERER el ALTAR, saca inmediatamente todo lo que te lo impide, sobre todo el mayor obstáculo de todos: tu “Yo” (egoísmo).

Aprovecha el Ayuno de Daniel y haga lo que debe ser hecho para SER el ALTAR.