Obrera, ¡cuidado con la lengua mentirosa!

Proverbios 6:16-19

“Seis cosas hay que odia el SEÑOR, y siete son abominación para El: ojos soberbios, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente, un corazón que maquina planes perversos,
pies que corren rápidamente hacia el mal, un testigo falso que dice mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos.”

Continuando el artículo de la semana pasada, donde hablábamos sobre el mirar altivo, hoy vamos a abordar otra cosa que aborrece Dios, que es la lengua mentirosa. Pero, realmente ¿qué es lo que está detrás de este órgano tan pequeño, pero con un agravante: La mentira?

La lengua, por si sola, es perezosa y tiene que ser dominada todo el tiempo, porque de ella proceden la bendición y la maldición. Por eso requiere por nuestra parte una atención redoblada, un cuidado minucioso en relación a lo que proferimos. Existe la necesidad absoluta de estar atenta, en este sentido, porque, efectivamente, no podemos olvidar que las palabras no vuelven atrás, no pueden ser tachadas, y , cuando son pronunciadas ¡el acto se consume! Y las repercusiones pueden ser irreparables.

Pero según lo que está escrito, Dios se aborrece de la Lengua Mentirosa. Esta lengua mentirosa está desprovista del temor a Dios, sin compromiso. Apenas cela por sus intenciones e intereses.

Repara que todo aquel que miente tiene una intención, y por más que diga que es buena, la misma siempre acarreará graves consecuencias.

Hay algo muy serio por detrás de una lengua mentirosa: El engaño, porque consigue engañar de forma perspicaz, como si de una verdad se tratase.

Veo, y entiendo, que esta lengua mentirosa no es declarada y evidente, muy por lo contrario, siempre tiene palabras mansas, bien construidas, bien planeadas, es serena y hasta muy tranquila. Sin embargo, contiene un veneno mortífero, que acaba con la propia persona que de ella hace uso.

Es importante que cada obrera haga un rastreo meticuloso. Como si saliese de dentro de ti “la razón”, y del lado de afuera, de una forma consciente, analices, si en el fondo, nunca aborreces o has aborrecido a Dios, con ese comportamiento de una Lengua Mentirosa.

Voy a dejar aquí algunos ejemplos muy comunes de quienes usan la lengua mentirosa:

– Ella nunca habla la verdad por completo, sino medias verdades, siempre esconde algo, porque tiene miedo a represalias;

– Ella omite la verdad, cuando le es preguntado, por ejemplo, como va su vida sentimental, o entonces: “¿Te gusta alguien?” Ella lo esconde, aunque este nutriendo un sentimiento, o a veces, hasta a escondidas, está involucrada en una relación que ella sabe que no es buena. De otra forma, no lo escondería;

– Ella va a presentar algo al pastor que ni siquiera hizo, recibiendo impropiamente un elogio. No tiene el carácter de decir que no fue de ella;

– Da a entender que se superó en determinada responsabilidad, a veces injustamente, solo para ser bien vista;

– Tal vez también existan aquellas que no asumen su fe delante de su jefe, familia, colegas de escuela, para no ser perseguidas;

– Otro ejemplo es el de no asumir los errores. Aquí también esta mintiendo.

Y existen otras situaciones, que con certeza el Espíritu Santo te revelará, a medida que hagas tu análisis.

Cierta vez, el Obispo Julio Freitas, preguntó lo siguiente: ¿Qué es más difícil? ¿Mentir o hablar la verdad? La respuesta inmediata fue: Hablar la verdad. El Obispo prosiguió diciendo que este es el pensamiento que el diablo quiere poner en la persona, solo para manchar su conciencia. Porque, en el fondo, mentir exige mucho más de ti, porque te quedas en deuda; sufres porque tienes que mantener la mentira escondida, y sufres cuando la verdad viene a la luz. Y lo peor de todo, tu Salvación está en alerta roja. Da qué pensar, ¿no es verdad?

Solo quiero que te acuerdes de algo: ¿Quién es el padre de la mentira? ¿tengo que decirlo?

Y ¿Cuál es tu opinión sobre este asunto? ¿Te has identificado?