Volviendo al Pasado – 40ª Parte
- 16
- May
- 2016
La fe te pide que actúes, ella enfrenta incluso la vergüenza que te pueda causar, justo por un objetivo que ella te da. Ella te da fuerza para ir hasta que consigas llegar donde quieres.
Y ahí estaba yo, la “hija del Obispo Macedo”, saliendo después de las reuniones con una bandeja en las manos, como hacen los cariocas, o mejor dicho, los brasileños en las playas y en las calles para vender los productos.
Yo hacía brigaderos y otras cosas, como bollos, etc. Pero no me quedaba a la espera de las personas al final de la reunión, yo salía con la mayor “cara dura”. Dentro de mi me estaba muriendo de vergüenza, pero la fe me motivaba a hacer eso.
Las personas, creo que nunca habían visto esa escena antes en su vida, una esposa de pastor con una bandeja en las manos diciendo: “¿Quién quien un dulce?”
Confieso que mi rostro se quedaba rojo al hacer esto, y al mismo tiempo venía la escena de los rostros de las personas, medio desconfiadas sin saber para que finalidad yo estaba haciendo aquello. Pero mi objetivo me llevaba a enfrentarme a todo eso, tanto a mis propios pensamientos como a las circunstancias a mi alrededor.
Allí todos los viernes después de las reuniones vendía algo.
Verita me ayudaba, y cuando ella lo hacía las persona la atendían más que a mi.
Así yo iba aprendiendo a tener que buscarme la “vida” y conseguir recursos para invertir en la ebi de la iglesia, ya que la iglesia tenía muchas necesidades y yo no podía esperar que Julio me diese las condiciones para invertir.
Poco a poco, meses trabajando, fui invirtiendo en cada parte de la ebi, tanto en las decoraciones, como en los materiales y en los juguetes que serían utilizados para educar a los niños.
Julio nunca me facilitó, pero mi disposición en dedicarme siempre y mi mejor, me hacían tener “crédito” con él. Y así él decidió invertir en las cosas más caras, que eran los muebles de la ebi.
Es una pena que yo no tenga las fotos, las perdí ya que nos mudamos diversas veces, por eso no tengo ninguna prueba de lo que fue hecho en aquel lugar, ¡con tanto cariño!
En aquella época, como yo estaba invirtiendo con toda la fuerza, pedí ayuda a las esposas de las otras iglesias, de las cuales Julio estaba responsable. Les pregunté si querían ayudar, podrían hacer un bazar también en sus iglesias. Apenas dos se dispusieron, pero no paré para reclamar, continué con el objetivo que quería alcanzar, respete la fe de ellas y seguí con la mía.
Así, con fuerza, yo iba haciendo aquello que estaba delante de mis ojos para hacer, y me alegraba con cada conquista.
Es muy agradable luchar y ver el éxito de esa lucha, especialmente cuando la fe entra en acción, tu aprendes tanto con ella.
Ella hace que no dependas de terceros para sentirte motivada, sino luchar aunque solita, pero con convicción y alegría, ¡porque crees en aquello que haces!
Gracias Dios por esta fe, que me proporciones mucho más allá de aquello que una facultad o profesionales pueden orientarme, la fe te hace llegar donde jamás imaginarías.
Tatiana
14 julio, 2016 a 21:2
La Fe inteligente! Es el motor de mi vida! Da fuerzas en donde no la tengo! Me hace creer en mi misma! De confiar cada dia mas en mi misma !De que yo puedo! A mi me motivo hacer cosas que yo ni creía hacerlas! Por causa de mi fe, de mi creencia hacia la palabra de Dios! Logre conquistar muchas cosas! Solo de poner en practica la Fe inteligente! Logramos mayores victorias!
lujan
18 junio, 2016 a 20:2
La fe no depende de terceros