LA VERDAD – Episodio 98: La verdad sobre el pedido y el deseo

LA VERDAD – Episodio 98 : La verdad sobre el pedido y el deseo

Todos tenemos deseos, sueños, proyectos, pero no todo lo que queremos es lo correcto. Muchas veces nuestra voluntad está relacionada con algún sentimiento de impotencia, de comparación, de codicia, de vanidad, de futilidad o de ansiedad.

Aunque no haga mal a nadie, no estamos preparados para recibir lo que nuestra voluntad quiere, atendiendo a todos nuestros caprichos en aquel momento o a nuestro tiempo.

Es decir, nuestra voluntad no quiere decir que sea el camino correcto a seguir. A nuestro ver, parece que tenemos toda la razón, porque vemos según nuestra óptica. Pero ¿qué es lo correcto? ¿qué nos conviene? ¿qué necesitamos en realidad? Muchas veces, pensamos que es lo que pensamos, codiciamos.

Tenemos que entender que no sabemos lo que es mejor, que necesitamos a Dios.

La Biblia dice lo siguiente:

“Sujetaos, pues, a Dios…” Santiago 4:7

¿Sabe? la cabeza humana no quiere sujetarse a Dios porque quiere imponer su voluntad. No quiere pasar por aquello que necesita aprender, porque cree que sabe, que ya aprendió, y a veces no piensa que tiene que aprender algo.

Y la Biblia dice muy claro:

“Sujetaos, pues, a Dios, resistid  al diablo…” Santiago 4:7

A veces, nuestra voluntad está unida a los pensamientos o a las ideas que el diablo ha puesto dentro de nosotros. A veces, el diablo le muestra un escenario que desea, codicia, y eso le ha hecho mal, le ha hecho estar ansioso, triste, resistente, insistente, necio, por eso la Biblia dice que nos sujetemos a Dios, es decir, que permitamos que Dios nos conduzca.

Y para permitir que Dios nos conduzca, tenemos que aceptar los pensamientos de Él, y resistir las ideas, las propuestas del diablo:

 “Sujetaos, pues, a Dios, resistid  al diablo, y él huirá de vosotros.” Santiago 4:7

Es decir, cuando resiste pocas veces, se balancea, no está seguro de lo que quiere. Pero la única forma de estar seguros en lo que queremos es aceptar los pensamientos de Dios por encima de los nuestros.

Y para que yo acepte, tengo que entender que Dios está por encima de mi. Que los pensamientos de Dios son la Verdad, el Camino y la Vida. Ahí si, cuando entiendo esto, cuando entiendo que Dios sabe lo que es mejor, que él es Dios, entonces resisto a las propuestas del diablo, porque sé que él está intentando desviar mi enfoque de esa verdad que Dios nos enseña.

Y así, con nuestra resistencia, el diablo huirá de nosotros.

Tenemos una idea, un pensamiento y creemos que es la verdad. Pero, entendí, a lo largo de mi vida, que nosotros, seres humanos miramos al lado de afuera, a aquello que vemos, pero Dios ve todo, toda la situación.

Cuando queremos inclinarnos a nuestra manera de ser, a nuestras manías, nos imponemos como dioses. Actuamos como señores de nuestra vida, aquel que sabe lo que es mejor.

Pero si observamos bien, bien de verdad, nuestra historia de vida, nuestros deseos y nuestras elecciones, nos vamos a deparar con el hecho de que ni todas las elecciones fueron certeras, y por eso necesitamos de Dios.

La Biblia dice lo siguiente:

“Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros…” Santiago 4:8

Es decir, cuando no me sujeto, cuando no acepto oír la Voz de Dios, me distancio. ¿Sabe aquellas personas que, por ejemplo, cuando están pasando por un momento difícil se apartan? No quieren oír a nadie, quieren tener sus propios pensamientos, quieren profundizarse en lo que sienten, quieren tener razón… ¿qué hacen? Se apartan.

Cuando estamos en medio de conflictos, tenemos que pensar realmente. Pero imagine hacer esto con Dios, apartarse de Dios porque quiere sus pensamientos. Quiere sentir sus sentimientos. Y no quiere la verdad. Está resistente, no se sujeta a la Voz de Dios.

Es decir, no resiste al mal, al diablo, y él no huye de usted, está ahí muy presente queriendo imponer su voluntad.

Por eso la Biblia dice: “Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros…” Santiago 4:8

Acérquese a Dios, interésese por la voluntad de Dios, lo que Él enseña, como Él ve, oiga lo que Él habla y se acercará a usted. El primer paso no es Dios quien lo da hacia nosotros, somos nosotros quien lo damos hacia Dios.

Después de acercarnos a Dios, es obvio que veremos la verdad, que veremos los hechos, y ahí entra:

“…Limpiad vuestras manos, pecadores…” Santiago 4:8

Es decir, las manos son las actitudes, las elecciones, es aquello que toca, que quiere alcanzar, y Dios enseña aquí: ¡limpie sus manos! Deje de ensuciarse, de escoger cosas que le hacen mal, deje de estar ansioso, de ser orgulloso, resistente, deje de imponer su manera de ser.

Y Él dice así:

“…y, vosotros de doble ánimo, purificad vuestros corazones.” Santiago 4:8

Y para aquella persona que a veces quiere, otras veces no quiere; a veces dice que si, otras dice que no; que es inconstante, insegura, vulnerable… Dios dice así: limpie sus manos, purifique su corazón, lave su corazón de la ansiedad, de la vanidad, de la promiscuidad, de cosas que corrompen los valores, corrompen la pureza, la verdad.

¿Sabe? todos tenemos que acercarnos a Dios, porque no somos el camino, no somos la verdad, no somos la vida. Somos lo opuesto, es decir, aquello que quiero es una ilusión, aquello que pienso es mentira.

Muchas veces pensé que estaba correcta, estaba segura de que estaba correcta, y sabe cuando está convencida de que está en lo correcto, resiste al cambio de pensamiento, a sujetarse a una orientación de Dios. Cuando está tan convicto, tan seguro de si mismo, usted es necio.

Por eso la Biblia dice: purificad los corazones, es decir, lávese de esas ideas, de esos conceptos errados, ¡que le han frustrado!

Mire al resultado de su vida, mire sus elecciones, ¡mire la película de su vida! Sea humilde. Acepte la verdad de Dios. Acepte las orientaciones. Porque Él nos creó, no fuimos nosotros quienes creamos a Dios, o cualquier otra cosa.

Entonces, piense sobre usted y observe bien, si realmente está acercándose a Dios o se está distanciando de Dios.

Claro, sino se acerca a Dios, no se está sujetando a Dios No está interesado en Dios. No procura la verdad, lo que es justo.

Piense sobre esto y entienda la verdad, para que se libere de las mentiras en las que ha creído.

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