LA VERDAD – Episodio 94: La verdad es testimonio del juicio

LA VERDAD – Episodio 94 : La verdad es testimonio del juicio

¿Alguna vez oyó una verdad que no aceptó? ¿Cuántas veces le ha pasado? Bueno, debe haberle pasado varias veces. Pero, al final, ¿después de un tiempo resistiendo terminó aceptando la verdad? ¿o disfrazó la verdad con el mucho hacer? ¿O con otros pensamientos? Porque es la elección que cada uno hacemos.

Todos oímos la verdad, pero cómo la recibimos habla sobre nuestro fin, es decir, habla de cómo vamos a ser juzgados.

Quién vive la verdad es testimonio contra los que no aceptan la verdad. La verdad da mayor juicio que a aquellos que nunca oyeron la verdad.

Los discípulos fueron enviados por el Señor Jesús a una misión, a ciudades, aldeas, y ellos deberían actuar como Jesús mandó: sin un futuro prometedor, sin bolso, sin dinero, sin comida, sin segunda prenda de ropa.

¿Se imagina esto? ¿Viajar a otra ciudad sin nada de esto?¿Cómo sería? ¿Se quedarían sin comer? ¿Estarían desprotegidos? ¡No! Dios los sustentaría a través de las personas que fuesen enviadas hasta ellos.

Y por vivir esta fe obediente, llevarían un juicio muy grande para aquellos que oyesen y no aceptasen.

Observe lo que Jesús les dijo:

“Y todos aquellos que no os recibieren ni os oyeren, saliendo de allí, sacudid el polvo de debajo de vuestros pies para testimonio contra ellos. De cierto os digo que, en el día del juicio, será más tolerable el castigo para Sodoma y Gomorra, que para aquella ciudad.” Marcos 6:11

¡Mire qué serio! Observe que el Señor Jesús dio la misión a los discípulos, y ellos tenían que vivir la fe. Y esa fe demanda obediencia.

Si tiene un pensamiento que dice así: “Ah, yo no voy. Quiero otra prenda de ropa, quiero otra sandalia, no podría ir. Y aunque fuese así, no sería una prueba de que está usando la fe.

Cuando usted llegase a aquella ciudad, aldea, las personas no recibirían la verdad pura, usted estaría contaminando.

Pero si obedeciese, como Jesús había orientado, y aquellas personas que oyesen y no recibiesen, tendría que sacudirse el polvo de sus pies, porque aquel polvo sería testimonio contra aquellas personas.

“… De cierto os digo que será más tolerable para los de Sodoma y Gomorra en el día del juicio, que para aquella ciudad.

Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen.

Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los sanaban.” Marcos 6:11-13

La verdad es la única forma de liberar a una persona, pero no siempre la persona entiende que existe una prisión con la mentira que vive. No siempre recibe la verdad con gratitud, a veces la recibe murmurando, porque la verdad señala lo que tiene que ser hecho.

En aquella época, los discípulos hicieron tantos milagros, curaron enfermos, ungieron a las personas con aceite, expulsaban demonios y también hablaban la verdad…

Y oyó el rey Herodes la fama de Jesús, porque su nombre se había hecho notorio; y dijo: Juan el que bautizaba, ha resucitado de los muertos, y, por tanto, virtudes obran en él. Otros decían: Elías es. Y otros decían: Profeta es, o alguno de los profetas. Y oyéndolo Herodes, dijo: Este es Juan el que yo degollé; él ha resucitado de los muertos.” Marcos 6:14-16

Observe que Herodes había oído la verdad, por medio de Juan el Bautista, pero observe lo que pasó:

Porque Herodes mismo había enviado y prendido a Juan, y le había atado en la cárcel a causa de Herodías, esposa de Felipe su hermano; pues se había casado con ella.

Porque Juan decía a Herodes: No te es lícito tener la esposa de tu hermano.

Mas Herodías le acechaba, y deseaba matarle, y no podía: porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo mantenía protegido. Y cuando le oía se quedaba muy perplejo, pero le gustaba escucharlo.” Marcos 6:17-20

Mire qué interesante, Herodes temía y respetaba a Juan, pero había oído una verdad que no era agradable, porque se había casado con la esposa de su hermano. Y Juan fue directo al punto, y le hablaba la verdad.

Y Herodías, la esposa de Herodes, quería matar a Juan. Herodes no lidiaba con la verdad para su vida, apenas la recibía y respetaba, y observe lo que pasó:

Pero llegó un día oportuno, cuando Herodes, siendo su cumpleaños, ofreció un banquete a sus nobles y comandantes y a los principales de Galilea;

y cuando la hija misma de Herodías entró y danzó, agradó a Herodes y a los que se sentaban a la mesa con él; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras y te lo daré.

Y le juró: Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino.

Ella salió y dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella le respondió: La cabeza de Juan el Bautista.

Enseguida ella se presentó apresuradamente ante el rey con su petición, diciendo: Quiero que me des ahora mismo la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja.

Aunque el rey se puso muy triste, sin embargo, a causa de sus juramentos y de los que se sentaban con él a la mesa, no quiso contradecirla. Marcos 6:21-26

Siempre tiene una elección: su reputación delante los hombres, de aquello que dice, o la verdad que sabe que libera, pero no quiere asumir, porque tendrá pérdidas.

¿Y sabe qué sucedió? El rey oía la verdad, se agradaba de la verdad, pero no recibía la verdad. Aparentemente, respetaba la verdad, pero como no fue extremo en obedecer, era como si estuviese tolerando un mal en su vida.

Y cuando tolera el mal, se queda en las manos de sus emociones, porque en el fondo, si el rey recibiese la verdad, habría aceptado lo que Juan el Bautista le había hablado, y se habría divorciado de esa esposa que tomó de forma ilícita, pero no…

Al instante el rey envió a un verdugo y le ordenó que trajera la cabeza de Juan. Y él fue y lo decapitó en la cárcel, y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre.

Cuando los discípulos de Juan oyeron esto, fueron y se llevaron el cuerpo y le dieron sepultura.” Marcos 6:27-29

¿Sabe?, hay muchas personas que no reciben la verdad.

Y si es una de ellas, que le gusta oír la verdad, pero acepta la mentira, el engaño, sus emociones, y cuando tiene que tomar una decisión termina haciendo aquello que es contra la fe, contra si mismo, que sabe que no conviene, es porque puso su fe al “baño – maría”, no asumió esa fe. ¡Y esto es muy serio!

Su vida depende de su razonamiento, de una fe racional, si no acepta, no asume esa fe racional, ciertamente, está lidiando con sus emociones y va a hacer lo peor mañana.

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