LA VERDAD – Episodio 92: La verdad asume lo que tiene qué hacer

LA VERDAD – Episodio 92 : La verdad asume lo que tiene qué hacer

Imagine que vive un momento de gran necesidad, de gran debilidad y con un montón de obstáculos por delante, ¿qué haría?

¿Atendería su necesidad o atendería a los obstáculos de la vida?

Bueno, para la persona sincera, verdadera, ¿sabe qué es lo que importa? No son los obstáculos, sino el resultado, el libramiento que necesita. Es ser libre de aquella situación que vive. ¿Y sabe que eso pasó con una persona?

Preste atención a esta historia verídica:

Jesús fue con él; y una gran multitud Lo seguía y oprimía.
Y una mujer que había tenido flujo de sangre por doce años, Había sufrido mucho a manos de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía sin provecho alguno, sino que, al contrario, había empeorado.”
Marcos 5:24-26

Tal vez usted esté en esta situación, con problemas de salud, gastó mucho con los médicos, con los medicamentos, con varios tratamientos, pero en lugar de mejorar ha empeorado… ese es su cuadro.

Observe lo que pasó con esa mujer:

Cuando ella oyó hablar de Jesús, se llegó a El por detrás entre la multitud y tocó Su manto.”

Marcos 5:27

Imagine la condición física de esa mujer, ella estaba débil, hacía doce años que tenía flujo de sangre, y los médicos no conseguían resolverlo. Infelizmente, hay situaciones que los médicos no pueden resolver, y hay otras en que los médicos ayudan a los pacientes a resolver sus problemas, pero en el caso de esta mujer no. Ella sólo empeoraba. Sin embargo, oyó hablar de Jesús.

Y vino por detrás entre la multitud, recuerde que la multitud estaba oprimiendo a Jesús, es decir, había mucha gente alrededor de Jesús y ella tocó en Su manto, ¿y por qué hizo esto?

Porque decía: Si tan sólo toco sus ropas, sanaré.” Marcos 5:28

¿Sabe? Tal vez ya haya oído hablar de Jesús, pero ha mirado a las circunstancias, a los obstáculos, que dicen que no puede, que es difícil, que es débil, en fin, excusas…

Esta mujer no miró para eso, por lo contrario, tuvo el objetivo de tocar al Señor Jesús incluso con la multitud alrededor de Él. Y consiguió tocar al Señor Jesús. Y pudo porque se decía a si misma: “Si solamente toco en Sus vestiduras, me sanaré.”

¡Es decir, ella creyó en el Señor Jesús! Él no necesitaba mirar para ella, no tenía que hablar con ella, no era necesario que le impusiese las manos, ¡no! Ella solamente creyó que, al tocar en el Señor Jesús se sanaría de aquella enfermedad, de aquella debilidad, de aquel flujo sanguíneo.

 “Al instante la fuente de su sangre se secó, y sintió en su cuerpo que estaba curada de su aflicción.” Marcos 5:29

¡Mira que bueno! Ella determinó. No miró a las circunstancias, no se entregó a su debilidad, miró a aquello que quería que sucediese. Además de eso, ella creyó. Creyó en el Señor Jesús. Creyó que apenas tocando en Él estaría curada.

Tal vez esté ahí preocupada, triste, amargada, entregándose a su debilidad, a las circunstancias, y usted no ha sido sincera consigo misma.

¿Cuál es su objetivo? ¿Su objetivo es quedarse en esta situación que vive? No. Pero se entrega a las circunstancias. No usa la fe que está dentro de usted.

¿Sabe cuál es está fe que estoy hablando? Es cuando veo la oportunidad, ¡veo a Dios! Ella vio a Dios en el Señor Jesús, vio respuesta. Entonces, no interesaba la condición de ella o la multitud que oprimía al Señor Jesús, ¡eso no importaba! Lo que importaba era llegar hasta el Señor Jesús, porque al tocar en Él, ella sería curada. Ella apenas determinó, ¡y así pasó!

Y ¿qué pasa con usted, conmigo delante de las dificultades, de las circunstancias que estamos viviendo? ¿Nos entregamos a esas circunstancias o miramos al Autor de la fe, que es el Señor Jesús y le tocamos?

Bueno, hacemos nuestras elecciones de aquello que queremos. Y hay aquellos que usan una fe emotiva, que se entregan a las circunstancias y dificultades, y hay otros que usan una fe racional y tiene experiencias maravillosas con el Señor Jesús.

Observe lo que pasó con el Señor Jesús en la actitud de aquella mujer. ¿Usted cree que Jesús se quedó indiferente a la acción de aquella mujer? ¡No!

Y enseguida Jesús, dándose cuenta de que había salido poder de El, volviéndose entre la gente, dijo: ¿Quién ha tocado mi ropa?” Marcos 5:30

Sn embargo, Jesús estaba haciendo una pregunta que, aparentemente, era una locura.

Y le dijeron sus discípulos: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado?

Pero El miraba a su alrededor para ver a la mujer que Lo había tocado. Entonces la mujer, temerosa y temblando, dándose cuenta de lo que le había sucedido, vino y se postró delante de El y le dijo toda la verdad.” Marcos 5:31-33

¿Por qué aquella mujer temió y tembló en asumir delante de Dios, delante del Señor Jesús, lo que le pasaría? Porque ella tenía flujo de sangre, es decir, ella estaba en su periodo menstrual,  en aquel tiempo la mujer no podía salir de casa, no podía tener contacto con otras personas, pero ella incluso tocó al Señor Jesús. Esto era contra la ley.

Entonces, ¿por qué Jesús hizo cuestión de preguntar: quién Me tocó? Porque Él quiere que seamos sinceros y asumamos nuestra condición, nuestra realidad, aunque eso nos comprometa delante de la ley, aunque traiga pérdidas. Él quiere que seamos sinceros y hablemos la verdad.

La misma fe que impulsó a esa mujer a tocar a Jesús, para que ella resolviese su problema, independientemente de las circunstancias, fue la misma fe que hizo con que ella asumiese, aún temiendo y temblando, para acercarse y contar a Jesús toda la verdad.

Y Él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz, y queda sana de tu aflicción”. Marcos 5:34

Hay muchas personas que cargan el mal porque la fe no es sincera, la fe no le hace tomar actitudes que tiene que tomar.

Por ejemplo, usted que quiere encuadrar en la misma situación de esta mujer, que está en peligro de vida, si habla la verdad, si asume su condición delante de Dios, será “apedreada” delante de las personas, pero Dios le dice lo siguiente: “¡Mire, este mal que le ha acompañado es el mal que le ha dominado, le ha esclavizado! ¡Una vez que usted asume la verdad, hace lo que tiene que ser hecho, hace lo que es justo!”

Después de todo, ¿es justo que se entregue al miedo? ¿Es justo continuar siendo una persona excluida de la voluntad de Dios? ¡Claro que no! Porque la voluntad de Dios no es que usted esté en esa condición amarrada, limitada, Él quiere que usted confronte su miedo, confronte sus debilidades, que saque fuerzas de esa debilidad que viene ahora, y asuma la fe, esto es asumir la fe.

Observe que el Señor Jesús la llamó hija, y dijo que la fe de ella la salvó.

Tal vez esté viviendo un infierno porque su fe no le ha salvado, por eso vive atormentada.

Observe que el Señor Jesús no necesitaba preguntar el por qué ella había sido curada. Él podría haber pensado: “no voy a decir nada, porque… ¿qué van a pensar de mi?” Pero el Señor Jesús quiso preguntar para ver la sinceridad de ella.

Porque nuestra fe tiene que agradar a Dios, y lo que agrada a Dios es la sinceridad, es pagar el precio por esto.

¡Es hora de tomar una actitud!

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