LA VERDAD – Episodio 55 : ¿Cuándo nuestro dar no es válido para Dios?

LA VERDAD – Episodio 55  : ¿Cuándo nuestro dar no es válido para Dios?

Observe lo que dice la Palabra de Dios:

Mirad que no hagáis vuestras limosnas delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tenéis recompensa de vuestro Padre que está en el cielo.” Mateo 6:1

Dios no acepta cualquier regalo, la ofrenda que da con la intención de ser visto por los hombres.

¿Para quién quiere ofrendar? ¿Para Dios o para ser aprobado delante de los hombres?

Cuando es hecho para Dios, es algo muy particular, porque hay una sinceridad y sólo Él necesita saberlo, no las otras personas.

Y el Señor Jesús continúa:

Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados de los hombres; de cierto os digo: Ya tienen su recompensa. Mas cuando tú haces limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha; …” Mateo 6:2,3

Es decir, no presuma de aquello que está haciendo. Porque, en realidad, cuando ofrendamos para Dios es porque necesitaos hacerlo. Somos nosotros quien necesitamos ofrendar, porque nuestra tendencia humana es ser egoístas, es mirar a nuestro ombligo, querer recompensa, gloria y aprobación de los demás.

Porque, en realidad, ¿quién tiene que aceptar su ofrenda? ¡Dios!

Es Dios quien aprueba, y Él aprueba nuestra ofrenda trayéndonos paz.

La paz no viene por aplausos de las personas, la paz no viene por la confirmación de los demás, la paz viene cuando Dios acepta, Él se alegró con nuestra entrega sincera, es decir, hubo sinceridad, no fue algo artificial.

Y el Señor dijo lo siguiente:

Para que sea tu limosna en secreto: y tu Padre que ve en secreto, él te recompensará en público.” Mateo 6:4

Es Dios quien tiene que recompensar, es Él quien tiene que honrar.

Por eso, observe bien cómo hace su ofrenda.

Sea cualquier ofrenda, tanto en la iglesia, como su ayuno, su oración, su comunicación con Dios, la ofrenda de evangelizar, de ser útil para Dios… no lo haga con la intención de llamar la atención para su propia fama, para su orgullo. ¡Sino llame la atención de Dios!

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