LA VERDAD – Episodio 42 : ¿Qué trabajo permanece firme?

¿Ya se ha dado cuenta de qué en un determinado momento de su vida, si presta atención a sus elecciones, verá que muchas cosas que escogió, a las que dio importancia, son cosas aburridas y fútiles? Tantas preocupaciones, tanto trabajo, para que, al final, sólo viva más cansada y estresada…

¡Pues si! ¡Yo ya me vi así!

Siempre me gustó mucho organizar las cosas para facilitar mi tiempo. Sin embargo, por agradarme tanto eso, vi que muchas veces dediqué tiempo, días, horas para hacer algo para mi, pero que al final, apenas tuve el placer de haber tenido el control, ¡y no sirvió para nada!

Aquello no duró. No me trajo mejoras en mi vida. Por lo contrario, fue apenas algo pasajero. Y ¿sabe que sucede después de que hacemos de todo para agradar a nuestras manías? ¡Insatisfacción!

Puede haber apenas una alegría pasajera por hacer lo que tanto deseó, pero aquello no le trajo respuesta, juicio, verdades sobre usted misma.

Porque el motivo de la vida no es hacer cosas para si mismo, sino hacerlas para Dios. Es esto lo que realiza a todo ser humano.

Observe lo que dice la Palabra de Dios, sobre trabajo y obras:

“Las obras de sus manos son verdad y justicia, fieles todos sus preceptos.” Salmos 111.7

¿Cuántas veces erramos en nuestra elección, porque actuamos según con aquello que creemos que es mejor? Pero Dios no es así. Él no erra. Las Obras de Él son verdad y juicio.

Si observamos nuestra vida, veremos cuánto nos decepcionamos con los resultados que cosechamos de nuestras elecciones. Por eso debemos mirar para Dios. Mirar para que Él nos guie a esa verdad y juicio.

Y ¿por qué? La Biblia dice:

“Son afirmados para siempre jamás, ejecutados con verdad y rectitud.” Salmos 111:8

Es decir, todo lo que Dios enseña, orienta, nunca es para engañarnos. Es la verdad. Es juicio. Es seguro. Y no se modifica, sino que permanece firme para siempre.

¿Sabe? Yo quiero que mis días aquí en la tierra, mientras viva, que sean verdad y rectitud, pero querer no es suficiente. Tengo que obedecer la Obra que Dios enseña.