LA VERDAD – Episodio 41  : La verdad tiene obras y juicio

Si usted fuese un juez que observase toda su vida, ¿qué juzgaría que está errado en usted?

Si observase la forma en cómo trata a las personas, ¿qué vería? ¿palabras que maldicen? ¿impaciencia? ¿malos tratos? ¿juicios? ¿malos ojos?

Si observásemos nuestras elecciones, ¿qué veríamos?

¿Estamos dando prioridad al dinero? ¿A los bienes? ¿Al trabajo?

¿Estamos dando más prioridad a la familia? ¿a la estética?

¿A lo que los demás piensan de nosotros?

¿O estamos dando más prioridad a los placeres de este mundo?

Pues si… todo esto habla de las obras que todos nosotros estamos haciendo. Y el problema no empieza en el lado de fuera, sino en el lado de dentro.

Para muchas personas es difícil lidiar con los hechos de la vida, ¿sabe por qué? Porque no buscan la verdad, quieren continuar con la ilusión para no depararse con el propio orgullo, porque el orgullo no quiere aprender, ni reconocer su error.

Pero la Palabra de Dios dice lo siguiente:

“ Las obras de sus manos son verdad y justicia, fieles todos sus preceptos.” Salmos 111:7

Si Dios trabaja con la verdad y el juicio, ¿por qué usted y yo tenemos que trabajar con la mentira y la insensatez?

Si Dios, que creó todo, trabaja con lo correcto, ¿por qué nosotros tenemos que sujetarnos a trabajar con lo errado?

Las Obras de Dios son perfectas. Él hace lo que es verdadero. Él hace aquello que es correcto, es decir, Dios actúa como el Juez de todo lo que Él hace.

¿No sería eso lo que deberíamos hacer?

Los Mandamientos de Dios nos traen seguridad, estabilidad, dirección. Nos liberan de toda y cualquier confusión.

Y cuando usted aprende a vivir mirando para la verdad, comparando su vida con lo que la Palabra de Dios dice, que es la verdad, entonces, empieza a tener dirección de lo que es correcto.

Todo aquel que ama la verdad quiere a Dios.

Pero todo aquel que ama la mentira, la ilusión, odia a Dios.

¿Cuál es la obra a la que usted va a dirigir su vida? ¿a la verdad o a la mentira? ¿Juicio o responsabilidad? Sus acciones prueban a quién usted escogió servir: a Dios o al diablo.