LA VERDAD – Episodio 39 : Verdad que dura

¿Ya se ha dado cuenta de que ciertas cosas que usted dice, después de un tiempo, días… ya no son las mismas? Pues si…

Se ha dado cuenta de que ciertas cosas que deseó tanto conquistar, ¿pasaron?

Si… el ser humano nunca deja de ir detrás de algo.

Como si todos sus deseos no sustentasen su felicidad.

Todo pasa… sus deseos, sueños,  sus palabras.

Nosotros no somos los mismos de siempre. No somos confiables en lo que sentimos.

La Palabra de Dios dice así:

 “Porque el SEÑOR es bueno; para siempre es su misericordia, y su fidelidad por todas las generaciones” Salmos 100:5

Dios es bueno, Él no es como nosotros; que amamos muchas veces interesados en aquello que nos hace “bien” a nosotros, pero no a los demás.

Sin embargo, Dios es bueno. Él no cambia por los deseos egoístas, Su bondad piensa siempre en los demás, aunque los demás no piensen en Él.

¿Ya se ha dado cuenta de que el sol, la luna, el agua, el oxígeno, la naturaleza, el día, la noche? Siempre existen.

Dios no cesa en su bondad.

Pero nosotros somos seres mutables, circunstanciales. Dios es eterno, y Su misericordia es eterna.

Cuántas veces erramos y Él aún enseña. Él nos da tiempo para que podamos arrepentirnos de nuestros pecados.

Si… Dios no actúa de forma que condena a nadie. Lo que nos condena es el propio pecado, pero no Dios. La misericordia de Dios nos da oportunidades todos los días, para que dejemos la vida errada, pero es nuestra elección la que va a predominar.

Y cuando yo estoy afligida, confusa y le pregunto a Dios sobre mis cuestiones, Él me responde de forma muy particular, que no me deja en duda. Él ha sido fiel conmigo.

Pero, ¿yo? ¡Cuántos fallos!

Dios mío, ¡son innumerables! Pero, ¿cuántos “perdones” Él me ha dado?

Veo la misericordia de Dios todos los días.

Dios es el Único Ser que es verdadero. Él se mantiene fiel a seres tan fallos.

Él se mantiene bondadoso, aún con la ingratitud de los seres humanos.

Pasan generaciones y generaciones, y Él mantiene Su Palabra.

Piense sobre esto y precie al Dios Verdadero, ¡al Señor de los cielos y de la tierra!