LA VERDAD – Episodio 33: ¿Qué nos deja confusos?

LA VERDAD – Episodio 33 : ¿Qué nos deja confusos?

A veces, estamos desorientados por las situaciones que enfrentamos en la vida. Nadie en este mundo tiene respuesta para toda y cualquier situación. Pero existen aquellos que viven desorientados en toda y cualquier situación.

Muchas veces pensamos que estamos en lo correcto, pero más adelante después de algún tiempo, vemos que no.

¿Se acuerda de las veces que hizo lo que quería, pero después se quedó sin dirección de cómo lidiar con aquello?

¿Se acuerda de Sarai, que dio a su sierva para cohabitar con Abraham y después tuvo serios problemas con ella? ¿Y también con su hijo Ismael? Y ahora, ¿cómo lidiar con los errores y acertar?

“Ciertamente ninguno de los que esperan en ti será avergonzado; sean avergonzados los que sin causa se rebelan.” Salmos 25:3

¿Quién espera en Dios? Dios habla, promete, pero … ¿quién consigue esperar en el tiempo sin tener un rumbo sobre el tiempo de espera? ¿Quién puede creer incluso contra largos años de espera?

Solo quién espera en Dios.

Y ¿cómo espero en Dios? ¡Cuándo creo!

Cuando sé que, en el tiempo de Dios, va a suceder.

Cuando hago mi parte, y lo que no puedo hacer, ¡es con Dios!

Cuando espero en Dios, estoy considerando que el tiempo de espera es necesario.

Cuando espero en Dios, considero que Dios sabe lo que es mejor. Cuando espero en Dios, tengo paz, porque lo mejor será hecho.

Y en ese tiempo, también sé que Dios estará haciendo Su obra en mi. Entonces, no hay prisa, sino certeza de que algo está sucediendo.

Por eso el salmista David dijo:

A ti, oh SEÑOR, elevo mi alma. Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado, que no se regocijen sobre mí mis enemigos.” Salmos 25:1 – 2

Observe que David estaba confundido. La desorientación viene para todos, como prueba de que no tenemos la solución para todo, lo que necesitamos es a Dios.

Pero la oración, el clamor, expone la necesidad que tenemos de Dios. ¿Ha hecho esto?

Aproveche ahora y hable con Dios, exponga su dolor para Dios.

¡Vamos!¡Levántese de esa vida religiosa!

¡Vamos a usar la fe que agrada a Dios!

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