La fe inteligente no engaña

La fe inteligente no engaña

¿Sabe cuando quiere algo, pero no sucede a su manera?

¿Ha oído que las cosas van para otro lugar, y no de la manera que usted tanto desea o pretende? ¿Qué hace al respecto? ¿Se queda ansioso? ¿Busca una manera?

Bueno, para conocer a Dios, observar quién es Dios tiene que verse.

Rebeca dio un consejo a su hijo Jacob, que tomase dos cabritos del rebaño de ellos, para que ella hiciese una comida sabrosa para Isaac. La madre los prepararía y el hijo se los presentaría al padre como si él fuese Esaú, y Jacob dijo a Rebeca:

Y Jacob dijo a su madre Rebeca: He aquí, Esaú mi hermano es hombre velludo y yo soy lampiño. Quizá mi padre me palpe, y entonces seré para él un engañador y traeré sobre mí una maldición y no una bendición.” Génesis 27:11-12

En otras palabras: “Engañaré a mi padre, no me engañaré a mi mismo. Si hago esto él se va a dar cuenta, porque soy un hombre lampiño, y mi hermano es velludo.”

Pero su madre le respondió: «Caiga sobre mí tu maldición, hijo mío. Solamente obedéceme. Ve y tráemelos.» Génesis 27:13

Así sucede cuando la persona usa una fe emotiva.

La fe inteligente es algo justo, perfecto, puro, no engaña, no “pisa a nadie”, pero la fe emotiva tiene que hacer algo para engañar, para que pase lo que pretende.

Si, de cierto modo, la madre de Jacob alcanzó lo que ella tanto quería, que su hijo Jacob recibiese la bendición. Realmente aconteció, Jacob recibió la bendición.

Sin embargo, le trajo un problema para su propia familia, porque la forma en cómo todo pasó generó mucha rabia en Esaú.

Si yo hago las cosas bien, no tendré culpa o me sentiré mal por haber hacho algo. Si hago lo que es correcto, estoy en paz, ¿no es así?

Es eso lo que la fe inteligente hace: obedece, es humilde y es verdadera.

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