LA CODICIA – Episodio 3: No entiende, ni se acuerda

LA CODICIA – Episodio 3 : No entiende, ni se acuerda

¿Usted ya tuvo algún deseo insistente en su vida que le hizo pensar en aquello, y vivir en pro de aquello, es decir, no ver nada más a su alrededor a no ser aquel deseo cumplido?

Pues si, vamos a abordar sobre esto aquí en esta nueva serie #Codicia. Para que pueda entender que nosotros, seres humanos, somos muy fallos, pecamos, a veces inconsciente o conscientemente, depende que cómo actuamos.

Bueno, si es el tipo de persona que piensa que nunca peca, probablemente no se ha observado.

La Biblia dice lo siguiente:

Pecamos como nuestros padres, hicimos iniquidad, hicimos impiedad.Salmos 106:6

Si se ve así, como este salmista dice, ha entendido que es el pecado.

Existe el pecado, es errar.

Existe la iniquidad, es planear para cometer algo errado.

Y existe aquello que insiste hacer, como andar perversamente, es decir, andar de manera ignorante, con rabia, con odio, en fin, cosas que todo el mundo sabe que hace mal.

Todos los seres humanos cometen pecado, pero ¿dónde está el problema? El problema es insistir en el error. Por ejemplo, la iniquidad es planear, es una cosa calculada, es más grave aún. Andar perversamente es percibir que tiene actitudes que le hacen mal a usted y al prójimo.

Y existen los pecados que están dentro de la persona, por ejemplo, el resentimiento, el pecado de la envidia, que sucede dentro de la persona, que también es algo perverso.

Bueno, la Biblia continúa diciendo así:

Nuestros padres en Egipto no entendieron tus maravillas…” Salmos 106:7

Es decir, Dios hizo y hace cosas maravillosas, incluso con personas que aún no Lo entendieron. Dios muestra Su poder a las personas, pero por estar enfocadas en sus deseos, en su codicia, en su voluntad, no entienden a Dios.

Ya debe haberse dado cuenta cuando alguien no le entiende, eso irrita ¿verdad? ¡Pues si! Ahora, imagine cuando Dios muestra Sus maravillas y sólo tiene ojos para sacar provecho, disfrutar de Su poder y nada más. Sólo Lo usa. Y esto hace la codicia. La codicia le hace, como ser humano, no entender a Dios. Por ejemplo, quiere un trabajo y sólo piensa en el trabajo. Quiere el dinero, el éxito, la fama, la carrera, el diploma y no ve nada más. Vive en función de eso que tanto desea, que tanto le preocupa. Cuando actúa así, naturalmente no presta atención a Dios, porque está mirando hacia algo. Observe:

 “… no se acordaron de la muchedumbre de tus misericordias; …” Salmos 106:7

La persona que tiene codicia no entiende, no se acuerda de la multitud de las misericordias de Dios, ¿sabe por qué? Porque no le llama la atención el hecho de Dios perdonarle. Está tan enfocada en aquello que le interesa que no se acuerda de las misericordias. Es decir, no merecía algo de Dios y se olvida que no merecía nada más de Él, porque está tan enfocada en lo que desea, y no se da cuenta de lo que está haciéndose a si misma y a Dios.

“… sino que se rebelaron junto al mar, el Mar Rojo.” Salmos 106:7

Donde Dios hizo tantas maravillas a Su pueblo, pero ese pueblo continuaba con sus ojos dirigidos a la codicia. Y es esto a lo que quiero que preste atención.

Tal vez esté ahí preocupado con tantas cosas, pero, después de todo, ¿no es eso codicia?

La codicia es enfocarse en aquello que no es lo más importante. La codicia es para si, es para su vanidad, para su gloria, y no para su salvación.

¿Ha pensado no entender a alguien y no acordarse de la multitud de las misericordias que ese alguien le dio? Sabe que misericordia es compasión, no merecer y alcanzar algo de aquella persona. ¿Cuántas personas están haciendo eso con Dios? ¿Cuántas personas están enfocadas en su propia vida? ¿Y cómo va a relacionarse con Dios? ¿Cómo un día será bautizado con el Espíritu Santo, si camina enfocado en sus propios intereses?

Observe a Dios:

No obstante, los salvó por amor de su nombre, para manifestar su poder.” Salmos 106:8

Dios estaba manifestando Su poder, conquistando, enseñando al pueblo a mirar para Él con el fin de que lo vean como Salvador, no apenas de las cosas físicas de este mundo, sino principalmente de su propia alma.

Reprendió al Mar Rojo, y se secó; Y los condujo por las profundidades, como por un desierto.” Salmos 106:9

¿Se acuerda cuando estaba en un momento difícil, en un lugar sin salida, como en el desierto, delante del Mar Rojo?

Cuando aquel pueblo estaba delante del Mar Rojo, Dios lo abrió e hizo a las personas caminar en tierra seca,  hizo una pared de ambos lados del agua, levantó aquellas aguas y dejó que Su pueblo caminase por aquel abismo como por el desierto. Es decir, Dios dio la salida.

Los salvó de mano del que los odiaba, Y los redimió de mano del enemigo.” Salmos 106:10

¿Ha observado el testimonio de Dios?

La codicia no deja a la persona entender, acordarse de la multitud de las misericordias de Dios.

Piense sobre esto y escoja servir a Dios más que a sí mismo, porque mientras que se sirve a sí mismo, se hace mal a sí mismo, se vuelve una persona egocéntrica, ciega y sorda para la vida eterna.

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