Fe – ¿Hasta dónde llega la Fe?

¡Hola a todos las internautas!

Es un placer estar con vosotras aquí todas las semanas, hablando sobre la Fe. Es a través de la misma que somos salvos y es por ella que nos mantenemos salvos. Sino existe fe, no habrá convicción, ni certeza, ni seguridad.

Y dices: “Pero Viviane, yo tengo fe en Dios, pero hay momentos en que estoy insegura, tengo miedo… ¡Y no sé qué hacer para que eso salga de mi vida!”

Amiga internauta, cada semana hemos abordado aquí en el Blog, sobre la fe, para que hagas una evaluación de tu propia vida. Y por lo que comentas, testificas que tu relación con Dios es débil, cuando esta relación es fuerte, hay una certeza, existe una seguridad.

En el libro de Hebreos 11:21, hoy vamos a leer sobre Jacob…

“Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró, apoyándose sobre el extremo de su bastón.”

Reflexiona en esta cuestión… ¿Quién toma la actitud de bendecir a alguien? ¿Quién hará esto? sino aquel que sabe la autoridad que tiene en las manos, el poder que ella tienen.

Jacob, tú conoces la historia de Jacob; que luchó con el ángel, y por eso Dios cambió su nombre, de Jacob a Israel… Cuando Israel bendijo a los hijos de José, puedes ver que la relación de él con Dios no fue algo pasajero, sino que desarrolló esa relación hasta tal punto que él reconocía su autoridad.

José fue usado por Dios, pero Jacob no dejó de creer en la autoridad que estaba sobre él y por eso bendijo a José.

Así también son aquellos que tienen una relación con Dios, aquellos que no tienen está relación con Dios, o es pasajero, solo en momentos, en los momentos difíciles, o tal vez es en los momentos buenos se relaciona bien con Dios, pero no es algo continuo, y por eso su fe, su dependencia en Dios es débil, y consecuentemente no usan la autoridad; a su vez, no bendicen a quien podrían bendecir.

Una cosa interesante, que me llama mucho la atención, es que Jacob adoró a Dios; ¡Lo adoró por el hecho de hacer uso de esta autoridad!

Amiga internauta, esto pasa cuando aprendes a tener tu fe resuelta.

Y te preguntas: “¿Cuándo estoy resuelta en la fe?”

Cuando no existe miedo de enfrentar tu orgullo, cuando desarrollas tu fe y no tienes vergüenza de aprender, vergüenza de ser humilde, de someterte, ya no tienes miedo de empezar de nuevo; ¿por qué? Porque estás resuelta, ya no dependes de aprobaciones de “uno u otro”, solo dependes de Dios y esta relación es tan fuerte, tan fuerte, ¡que no te quedas preocupada! ¡Sabes la autoridad que tienes en tus palabras, en tus manos, y también sabes quien es el Dios en quien crees y la fe que profesas! No sólo tuviste una relación con Dios hace años, sino que es continuamente, cada momento, todos los meses, todos los años, continuamente tienes historias y experiencias con Dios. Esto realmente estar es sintonía con Él.

En el libro de Hebreos, nos hemos referido cada semana sobre la fe, y vemos que no es sólo algo para que conquistes, sino para que establezcas, ¡que es lo principal!

Por ejemplo, te casas, pero no estableces el matrimonio; eres bautizado con el Espíritu Santo para no estableces una relación con Dios; eres miembro, evangelista, pero tu relación con Él es algo pasajero, te sientes animado para hablar de Jesús cuando estás con tus compañeros, pero cuando estás a solas, o a la hora de evangelizar, te ves limitado, no tienes novedad de vida, ¿por qué? Porque no tienes nada, no hay ningún beneficio en tu fe, vas a evangelizar para ejercitar la fe, pero haces lo mismo, no existe nada nuevo.

No permitas que llegue el momento final de tu vida, cuando vas a morir, en tu vejez, ¡para bendecir, ni para adorar a Dios! ¿por qué? porque tus momentos buenos ya pasaron, sucedieron hace muchos años.

Amiga internauta, me gustaría que reflexiones en tu fe, en tu relación con Dios, no tengas miedo de descubrir la verdad, porque una vez descubierta, es el momento de resolverte, y no de sentirte humillada.

Y te quedas pensando; “¡Ah, Viviane, es tan feo, es difícil enfrentar nuestros errores!” ¡Si! Pero enfrentar los errores para quien esta resuelto es la solución, porque es una oportunidad, y ya no quieres estar estancado en la fe, ya conoces el “sabor” de esa dependencia de Dios, de tener una relación con Él, conoces el “sabor” de ser flexible, humilde, de la obediencia, de aprender, lo conoces porque constantemente estás actuando de esta forma.

¿Está bien amiga internauta? ¡quiero dejar un fuerte abrazo para todos lo que han participado aquí, en el Blog!

Me gustaría que escribas tu nombre, la ciudad donde te encuentras, y que dejes tu comentario y respondieses a está pregunta: “¿Cómo está tu Fe?” Sé sincera, no tengas vergüenza de asumir tu Fe.

El Señor Jesús dijo que aquel que Lo asume delante de los hombres, Él lo asumiría también delante del Padre.

Si tienes vergüenza de asumir a Jesús, y piensas que solo es decir que Le perteneces, ¡No! Es hablar de aquello que crees, de lo que has descubierto, de lo que quieres alcanzar.

Asume, resuélvete, no es vergonzoso, ni hay nadie entre nosotros, que viva sin cometer errores, todos nosotros erramos. Pero hay aquellos que erran y resuelven, y hay aquellos que erran y ocultan sus errores.

¡Tú decides!

Un fuerte abrazo y hasta la próxima semana.