Escucha

Escucha

«Desecharon sus estatutos y el pacto que Él había hecho con sus padres, y sus advertencias con las cuales los había amonestado. Y siguieron la vanidad y se hicieron vanos, y fueron en pos de las naciones que los rodeaban, respecto de las cuales el SEÑOR les había ordenado que no hicieran como ellas.» 2 Reyes 17:15

¡No vamos a rechazar sus estatutos!

Sin embargo de forma muy sutil, ella puede ser rechazada, basta apenas que sintamos algo contrario a la Palabra de Dios. Por esto, debemos ser muy cautelosos sobre lo que sentimos, porque es a través de nuestros sentimientos, que nuestra alma está en juego.
Con apenas una ofensa de un momento, puedo echar a perder mi salvación. Y ahí empieza a inclinarse a la carne, la vanidad de «está todo correcto en mi pensamientos y razones.»
¡Todo cuidado es poco! El pecado está a la puerta llamando todo el tiempo, nos cabe a nosotros rechazarnos cada día. No importa tu posición en la iglesia.
La vanidad, puede referirse a tantas cosas, pensamientos, imagen y etc… ¡Cuidado con ella!
¡No imites a la sociedad!¡Mira al Altar!¡Necesitamos de Él!
¡Sujétate en Sus Palabras y no te sueltes hacia tus emociones!

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