¡Dios siempre cumple Su Promesa!

¿Quién es Dios? Esta es la pregunta de muchos seres humanos en relación a Dios. Pero, en realidad la pregunta debería ser otra: ¿quiénes somos nosotros? Porque somos nosotros quiénes cambiamos con el tiempo, pero Dios no cambia. Él es el mismo. Fiel, Constante en lo que dice, Verdadero, Justo.

Abraham y Sara erraron. Al principio obedecieron, pero cuando el tiempo de espera es mucho, dejan de mantenerse en la fidelidad y no esperaron al cumplimiento de la promesa de Dios.

“Entonces Dios dijo a Abraham: A Sarai, tu mujer, no la llamarás Sarai, sino que Sara será su nombre. Y la bendeciré, y de cierto te daré un hijo por medio de ella. La bendeciré y será madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella.” Génesis 17:15 – 16

Cuando Dios llamó a Abraham dijo que él sería una gran nación. En aquella época él tenía 75 años, pero pasaron 24 años, cuando Dios volvió diciendo que Sarai sería llamada Sara y que ella le daría un hijo. Y esto pasó después de años de haber decidió por su propia cuenta que Agar generaría un hijo a Abraham.

Es decir, Dios no cambió. Quien no se mantuvo fiel creyendo hasta el fin en esta promesa fueron ellos. Pero Dios, en Su infinita misericordia, vino a cumplir Su promesa.

Imagine… usted erra y gime con las consecuencias de sus errores. Pero, después de un tiempo, Dios aparece y usted entiende su insignificancia. Y Él no toca en el tema de los errores que ha cometido, sino que viene decidido a cumplir Su Promesa.

Dios no le condena, sino que espera su arrepentimiento. Dios es Dios misericordioso, bondadoso, que hace el bien, incluso cuando somos imperfectos.

Aún con los errores que hemos cometido, una vez asumidos, Dios perdona.

Dios no le echa en cara todo lo que usted ha hecho mal contra Él, sino que Él hace el bien.

Si no considera lo que Dios es, que va mucho más allá de aquello que se puede entender, es usted quien pierde al no buscarle de forma real, sincera.

Dios no guarda el mal, sino que recibe el bien como Su meta.

¡Aprenda a observar el Testimonio de Dios!