De Hijos para Padres: Dependencia Vs. Falta de fe

Viviane Freitas

  • 20
  • Mar
  • 2015

De Hijos para Padres : Dependencia Vs. Falta de fe

  • 20
  • Mar
  • 2015

“Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza” (Mt.8:24-26).

Al meditar en este pasaje, algo se despertó dentro de mí que aún no se había despertado tan claramente: No siempre “correr” a los pies de Jesús significa que estoy en plena certeza de fe o en dependencia exclusiva de Él. Las señales de miedo e inseguridad revelan exactamente lo opuesto a la confianza plena en las enseñanzas de Dios, a través de la práctica de Su Palabra.

Expresarle a Dios lo que siento, así como mis limitaciones, no son sinónimo de debilidad, sino de entrega y dependencia. Creo que donde yo no puedo llegar o aquello que no logro superar, Él es poderoso para hacer algo más allá. En este momento, a través de un corazón contrito y dispuesto a aprender de Dios, encontramos las respuestas que necesitamos, por la fe. Esta es la seguridad que Él nos da… de adentro hacia afuera.

Pero, ¿y cuando las circunstancias abruman nuestra fe? ¿Y cuando escuchamos más la “voz” de los sentimientos (yo), del diablo, del mundo… alimentándolas? En ese momento nos encontramos en un espiral destructivo, en donde los otros pueden llegar a socorrernos, pero sólo por un breve momento. Nos hacemos dependientes de terceros para que usen la fe en nuestro lugar… la misma fe que nos han transmitido constantemente, en la Iglesia, a través de la radio, televisión, internet, etc.

Y la verdad es que siempre corremos el riesgo de atravesar un “mar” turbulento. ¡Vivimos en un mundo que está muy lejos de ser tranquilo y pacífico! ¿Y tendremos siempre a alguien cerca para socorrernos? De ahí la reacción del Señor Jesús: “¿Por qué sois tímidos, hombres de poca fe?” Él sabía que no estaría para siempre con ellos…

“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hb.11:6).

Muchas veces como hijos, madres, padres, hermanos, familiares, aun conociendo a dios, nos levantamos de una oración de la misma forma, o peor, que cuando nos presentamos a Él. ¿Por qué? ¿Dios no nos escucha o falla con nosotros? ¡No! ¡Ni pensarlo! La verdad es que nos acercamos a Él con pena de nosotras mismas, lamentando nuestra “triste suerte”, preguntando: “¿Por qué yo? De todo el mundo, ¿Por qué tendría que tener esta familia?” ¡Y esto es todo menos plena certeza de fe! Por eso parece que estamos por ser “tragadas” por el mar, aunque estemos supuestamente “creyendo” y “orando”.

Aunque todo parezca estar mal y las “olas” enormes, a partir del momento en que realmente me acerco a Dios creyendo, y depositando mis dolores, problemas, situaciones a Sus pies, con plena certeza de que Él es poderoso para suplir cada una de mis necesidades, existe un alivio inmediato, una fuerza “sobrehumana”, que me mantiene firme, estructurada para recorrer el resto del camino y alcanzar mis victorias.

Debemos percibir que el sentimiento genera sentimiento, y solo la fe genera milagros, sea en área familiar, amorosa, financiera, personal, y por encima de todo interior, ¡qué es la fuente de vida!

Si no ponemos en práctica lo que hemos aprendido, no estaremos listos para sobrepasar el “ruido” del mar y sus enormes “olas, sino que nos “ahogaremos” con el sonido del primer murmullo de las olas.

¿En dónde está mi fe? ¿En la teoría de lo que he oído o revelada a través de la práctica constante de la Palabra de Dios?

Si nuestra fe vacila, se mueve y se rinde delante de las circunstancias que nos rodean y no aprendemos a reprender el mal, sobrepasar los problemas, destronar a los malos pensamientos, a través del poder de la fe, siempre seremos sacudidos y vencidos por las limitaciones interiores.

Hagamos juntos esta reflexión: ¿Soy realmente dependiente de Dios o mis sentimientos, basados en circunstancias, abruman mi fe?

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3 comentários

  1. que Dios la bendiga Sra.Viviane

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  2. Cuando nosotros tenemos nuestra plena confianza en Dios puede venir viento , tempestad en el mar sabemos que saldremos de ahí y el nos dará la victoria solo basta creer.

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  3. Gracias por este mensaje……..ayudo a reflexionar de como es mi reaccion delante de los problemas.

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