De Hijos a Padres: De tal padre, tal hijo

Viviane Freitas

  • 21
  • Oct
  • 2014

De Hijos a Padres : De tal padre, tal hijo

  • 21
  • Oct
  • 2014

En verdad cierto proverbio popular retrata exactamente lo opuesto: «De tal padre, tal hijo»; pero la verdad es que, según hablamos la semana anterior, cuando no hay ejemplo por parte de quién lo debería dar y aquellos que teníamos como exponentes fallan con su rol.


¿Quién queda para servir como referencia?

Padres que esperan que sus hijos se sometan al mismo tipo de vida que un día tuvieron ellos simplemente porque, en ese momento, soportaban el sufrimiento «callados». Era una vergüenza que alguien se diera cuenta de lo que realmente pasaba en el interior de esas cuatro paredes.

Y, ¿quién dijo que el hijo de un padre vicioso tiene que ser igual? ¿Dónde está escrito que la hija de una madre prostituta tendría como herencia la misma vida? Y, ¿cuál es la ley que establece que una vida de miseria es la única esperanza para los hijos de padres que nunca tuvieron nada?

Infelizmente, hemos visto muchos casos en los que los hijos se ven obligados a abandonar su propio hogar porque, cuando deberían recibir la protección de quiénes más aman, sus padres se quedan en silencio frente a abusos y malos tratos frecuentes y continuos. Esta es una triste realidad de nuestros días, pero que no tiene que ser obligatoriamente la suya.

También, ya imaginé que mi única salida fuese el sufrimiento familiar, la infelicidad conyugal que era lo que veía dentro de mi casa, que la traición fuese la base de una relación porque fue lo que presencié desde la «primera fila» siendo muy chica.

Pero con Dios, lo que era para salir mal sale bien y Él tiene la capacidad de transformar una triste y pesada «herencia» en una existencia totalmente renovada. Así, en lugar de mirar a una familia desestructurada y asociar esta realidad al presente de los respectivos hijos, podemos mirar para un hijo y percibir que él, usando el poder de su elección, decidió quebrar años a filo de maldición arrancando una dura herencia que sería perpetua todavía por varias generaciones.

Usted se pregunta: Pero, ¿yo tengo ese poder? Sin duda, ¡claro amiga! Nosotros tenemos algo innato otorgado por Dios en el momento de la creación humana: el libre albedrío.
Nuestro poder de elección no puede ser transferido a nadie o «robado» por otros a no ser que dejemos de lado esa autoridad.
Estoy diciendo que usted puede elegir en permanecer en el estado en el que se encuentra en este momento (triste, frustrado, oprimido o sobrecargado por un peso que no es suyo) o revelarse, acercarse a Dios y transformando su realidad como tantas millones de personas que, a través de su elección, cambiaron para siempre sus vidas.

Una de las situaciones por la cual soy muy grata a Dios hoy, es porque sé que mi pasado no tiene influencia negativa en mi vida pues yo permití que ese vínculo fuese quebrado a través de mi entrega que me hace libre a cada día. Guardo recuerdos y no tristezas, recuerdo lo que viví no con amargura sino como un testimonio para las próximas generaciones.

Aunque sus «antepasados» no sean los principales causantes de su estado actual y que el peso que carga sea, en realidad, fruto de sus propias elecciones a lo largo del camino, aún así, cada mañana es una oportunidad para transformar su historia de vida recordando que esta elección será extendida a muchas generaciones. ¿Ya lo imaginó? En lugar de vivir atado a un pasado triste y de sufrimiento, el libro de su vida puede ser reescrito comenzando ya, a partir de este momento y de una simple elección.

¿Simple? Usted se pregunta, cuando tal vez haya vivido una vida entera independientemente de su edad, con siempre lo mismo y las mismas cosas. Y, amiga, ¿cuándo es que se inicia el recorrido de una larga caminata si no al dar un pequeño paso?

Comience por su interior, que debe ser limpio, trabajado y cuidado. Largue para afuera todo lo que intenta atarla a su pasado: heridas, decepciones, tristezas, recuerdos que la persiguen y le quitan el sueño. Perciba que cada una de nosotros es un individuo y que ese proceso, así como nuestra voluntad, es único, personal e intransmisible. No diga: «Este o aquel es quién necesita porque fueron ellos los que me hicieron mal»…. No culpe ni se culpe, pero actúe.

Recuerde que los únicos con capacidad para cambiar nuestra propia historia somos nosotros, cuando aliados a Dios, permitimos ser moldeados a Su imagen y semejanza. Y ahí sí, quién ve al hijo reconocerá al Padre que tiene.

«De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas»
. (2 Corintios 5:17)

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3 comentários

  1. «todas son hechas nuevas» Si Señor yo creo que todo puede ser nueva y aquellos que vean para mi te vean mi padre amen.

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  2. Hay que levantarse,sacudirse el polvo,secarse las lagrimas y cambiar tu historia.Si querermos una nueva vida,Dios nos da la chance dia a dia.Depende de nosotros tomar una actitud o seguir recordando el pasado.

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  3. No sirve de nada que vivimos en el pasado porque si no dejamos el pasado nunca podremos vivir en el presente. Muchas personas no consiguen vivir una vida feliz porque se la pasen viviendo en el pasado y su familia y hijos tambien viven la historia triste de su niñez repetida.

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