De Hijos a Padres: A mi manera…

Viviane Freitas

  • 3
  • Mar
  • 2015

De Hijos a Padres : A mi manera…

  • 3
  • Mar
  • 2015

Este mes me he detenido a pensar acerca del tipo de relaciones que tengo y de qué forma he invertido en estos.


Ya sabemos que todo aquello que alimentamos crece y se hace fuerte, vigoroso… En cambio, lo que dejamos de alimentar, o aquello en lo que dejamos de invertir, tiene tendencia a debilitarse, languidecer y, en última instancia, “morir”.

En las últimas semanas hablamos acerca de la importancia de invertir en nuestra relación con Dios; aprendimos a buscar al Espíritu Santo por encima de todas las cosas. Él es el Agua de Vida, la base sólida de donde parte todo lo demás, como el matrimonio, los hijos, el hogar y, consecuentemente, todas las respuestas que necesitamos. Sin Dios, como está escrito, ¡nada podemos hacer! (Juan 15.5)

¿Teniendo este aspecto bien definido, de qué forma entonces hemos lidiado con nuestro marido, con nuestros hijos, familiares, compañeros y amigos? ¿Hemos invertido de la forma correcta, o “amamos” a nuestra forma, cuidamos de la forma en que nos cuidaron, pero no renovamos los votos, actuamos diferente, y por eso obtenemos siempre los mismos resultados?

Una amiga este mes me dijo algo que todavía me está haciendo pensar: No ayudar a mi marido de la forma que yo “creo”, sino estar sensible a lo que realmente precisa. Y en realidad, en las corridas del día a día, ya nos hemos habituado a actuar de forma “rutinaria”: preparar una colación, cada uno vela por sus responsabilidades, hacer el almuerzo, dar la merienda, la cena, dormir, levantar, y lo mismo al día siguiente… O entonces: llevar a los hijos a la escuela, dar almuerzo, hacer las tareas de casa, cocinar, y hacer lo mismo toda la semana, durante el mes, por un año entero.

La verdad es que existe una enorme tendencia humana al desequilibrio; ¡difícilmente nos detenemos a pensar y crear! Para percibir en dónde está faltando nuestra atención, y de qué forma podemos transmitir, incuso sin palabras, lo que Dios ha hecho en nuestro interior. ¡Y eso excluye la rutina!

Entonces, si tus hijos están en casa, en el período de vacaciones, no permitas que tu falta de atención se transforme en modo “on” de los videogames, de mañana a la noche.

Si trabajas, inscríbelos en los tiempos libres en algún deporte. En el fin de semana, sal, visita un jardín, un museo, haz un programa diferente. Permíteles “respirar” más allá de su zona de confort, para que tampoco ellos sean consumidos por las corridas cotidianas.
¿De qué forma has invertido en tu relación conyugal? ¿Como siempre has hecho, a tu manera, o buscando en Dios el equilibrio, siendo sensible a la necesidad de tu compañero? No nos podemos olvidar de una cosa: las relaciones no se deshacen de la noche a la mañana, si no por continuas fallas de atención, constantes faltas de inversión, y varios problemas juntos que no se solucionaron. Y eso no le sucede solo a los “otros”. Si Dios me confió, Él espera que cuide, y no “a mi manera”. Cada uno de nosotros tiene necesidades especiales que deben ser suplidas, entonces debemos evaluar lo que los otros necesitan, de acuerdo con aquello que nosotros mismos necesitamos o queremos, o simplemente incluirlos en nuestra “rutina”… sino parar, evaluar y buscar caminos que nos traigan las respuestas y soluciones que necesitamos, adecuadas a las situaciones.

Pero para esto tenemos que parar e invertir tiempo para ponderar, pensar y esto es cada vez más raro, infelizmente, en nuestros días, en donde todo eso se hace mecánicamente…
No estamos para lidiar con “cosas” sino con personas.

Escribe aquí tu opinión, y de qué forma estás dispuesto(a) a invertir tiempo de calidad en tus relaciones!

¡¿Aceptas el desafío?!

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1 comentário

  1. Finayll! This is just what I was looking for.

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