- 12
- Feb
- 2013
Cuarentena – Dia 22
- 12
- Feb
- 2013
“Por aquellos días Augusto César decretó que se levantara un censo en todo el imperio romano. Este primer censo se efectuó cuando Cirenio gobernaba en Siria. Así que iban todos a inscribirse, cada cual a su propio pueblo. También José, que era descendiente del rey David, subió de Nazaret, ciudad de Galilea, a Judea. Fue a Belén, la ciudad de David, para inscribirse junto con María su esposa. Ella se encontraba encinta y, mientras estaban allí, se le cumplió el tiempo. Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada.” (Lc. 2:1-7)
Aquellos días, en la época de María y José, tuvo lugar esta enseñanza. No fue diferente, ni hubo facilidades porque ella estuviera embarazada.
Pero algo me llama particularmente la atención: Si fueses a Israel, observarías que las montañas y declives son comunes y, en aquella época, aún no existían transportes públicos.
Te imaginas, María embarazada, completando sus días, corriendo para prepararse en la ciudad de Belén… ¡¿Te imaginas tú, como estarías, mujer?!
Yo me imagino que estaría quejándome…
¡Mirando a las dificultades!
Pero, de ninguna manera, María puso objeción
En aquella época, sólo los hombres eran censados pero no por eso, María ha dejó de estar al lado de José, aunque estaba embarazada y a punto a dar a la luz.
Y llegando a la ciudad, no encontraban lugar alguno para hospedarse…
Una mujer, ya notando el “peso”; “naúseas”; buscando un lugar y, cada puerta que golpeaban, todos estaban ocupados; nadie les dio espacio en su casa, para que María y José se quedasen.
Y lo mismo sucede hoy…
Muchas personas están tan preocupadas, que no dan espacio para que Dios nazca dentro de ellas.
Porque con ellos, a semejanza de todos los que Dios llama, no hay facilidades. Tuvieron que pagar un alto precio por “cargar” en el vientre el Señor Jesús.
Si nosotras, mujeres, evaluásemos nuestras palabras en medio a los imprevistos, probablemente encontraríamos reclamaciones, murmuraciones, aburrimiento y cuestiones: “Justo ahora, en medio del embarazo, dictaron este decreto!?”
No hubo diferencia o “consideración” por su estado… Todo tenía que ser cumplido, conforme lo previsto.
Pero la disposición de María ya era evidente, a partir del momento en que ella dijo al ángel: “¡Heme aquí! Lo dijo con palabras, pero ahora ¡las reafirmó con su propia vida!
Cuando nos damos cuenta que una persona murmura, reclama, ve todo fácil; porque a la mujer le gusta programarse; significa que su “heme aquí…” no pasó de emoción, ¡fueron apenas palabras sin contenido!
Aunque surjan imprevistos o dificultades, hay siempre una solución.
Tal vez no de la forma que nos gustaría, “ todo perfectito”, pero si estuviésemos dispuestas a someternos a cualquier situación, en obediencia, quedará realmente probado que las palabras de nuestra boca son verdaderas.
El propio Dios permitió tal situación para que sirviese de ejemplo, para mi y para ti, que Él actúa cuando quedamos en su total dependencia.
La personas que vive por la fe depende de Dios.
Entonces, cuando surgen los imprevistos, no te asustes, no reclames, ni murmures.
Cuando dejamos a Dios que actúe en nuestra vida, permanecemos tranquilas y en paz.
Quien no actúa de acuerdo con la fe, vive en preocupación, entregada a las dudas, inseguridad, miedo, timidez e incertezas sobre el día de mañana…
Y te preguntarás: “¿Cómo puedo controlar estos sentimientos, si cuando me doy cuenta, ya se manifiestan a través de reclamaciones, palabras negativas, etc.?”
Amiga, tu no eres diferente de los demás seres humanos… ¡Surgen los imprevistos que nos llevan a errar! Pero tenemos que estar atentas…
Si estás participando de esta Cuarentena, estas definida a “ser” de Dios, ya estarás dándote cuenta que esas reacciones son contrarias a Su voz, recordando, entonces de las palabras que has oído anteriormente.
Los errores serán inevitables, pero puedes disciplinarte a ti misma, permaneciendo atenta y vigilando. Así estarás disponible para que Dios cumpla en ti, el plan de Él.
Los imprevistos que tienen lugar en tu vida tienen un propósito definido.
Si decides controlar con tu propia fuerza, o reclamar, es como si no quisieses depender de Dios.
¿Qué tipo de fe has manifestado? ¿Has dependido de Dios en los imprevistos, en las dificultades, o has intentado manipular y dirigir tu vida?
Si estas totalmente en las manos de Dios, ¡confía! Y, delante de las situaciones, no te quedarás atormentada y llena de preocupaciones. Por lo contrario, encontrarás una paz, mucho más de lo que podrías imaginar.
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Aura Sandra
15 febrero, 2013 a 16:2
La cuarentena 22 complementa la 21 pues no se mueve ni una hoja de un arbol sin la voluntad de Dios.
Aura Sandra
Atocha
Madrod
samantha
12 febrero, 2013 a 21:2
Hola señora es la primera vez que entro a este blog no entiendo que es la cuarentena?
Isabel
12 febrero, 2013 a 19:2
Es curioso, venía pensando lo mismo. Estoy pasando por una situación en la que si tuviese fe en Dios estaría desesperada, pero tengo una paz total.
Al leer este artículo, me está confirmando que esté tranquila que todo está ocurriendo según su plan.
Esta mañana leí en el Evangelio de San Juan (más ó menos decía así) que nada acontece en la tierra si Dios no lo permite en el cielo, y esta lectura está confirmando.
Un saludo