¿A quién admira Dios?

¿Ya pensó en el hecho de usted ser elogiado por Dios? ¿en Su Santo lugar? ¿no sería eso admiración?

¡Fue esto lo que sucedió con Job!

 “Y el SEÑOR dijo a Satanás: ¿Te has fijado en mi siervo Job? Porque no hay otro como él sobre la tierra, hombre intachable, recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Y él todavía conserva su integridad, aunque tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa.”

Job 2:3

Sino existía nadie en la tierra como Job, entonces las personas eran difíciles, ¿no? Las personas eran corruptas, deshonestas, fraudulentas. Pero Job destacaba delante de Dios, entre todos los seres humanos en la tierra.

Si Job consiguió mantenerse incorruptible, es porque todos nosotros también podemos serlo. Sólo depende de nuestras elecciones.

Ser íntegro es conservarse, preservarse santo. No hacer lo que los demás hacen. Es escoger cosas que van a blindar nuestra fe.

Por ejemplo, hoy en día, hay tantas opciones para mantenernos en la carne, llenándose de noticias, redes sociales, problemas… que, sino vigilamos, seremos manipulados por estas distracciones, y perderemos el enfoque principal de nuestra vida.

Job tomaba decisiones que protegían sus prioridades. Con seguridad, él era definido en su fe, para ser tan racional en sus elecciones. Él temía a Dios, él respetaba a Dios, obedeciendo  lo que él sabía sobre Dios.

La Biblia menciona que Job se desviaba del mal, es decir, el mal se acerca a él, y para guardar sus ojos, su mente, o sus oídos, él salía de aquel ambiente. Procuraba pensar en aquello que la hacía bien a él, en su relación con Dios.

La vida espiritual no es apenas un momento en nuestra vida, sino que es algo constante. Depende muchos de su cabeza, de aquello que usted nutre y decide ser.

Job era un hombre que siempre estaba mirando para Dios. Como el centro de su vida. Todo lo que lo llenaba tenía que ver con Dios. Es decir, era algo racional. Era amor verdadero con Dios. No con labios, sino con actitudes.

Aprenda a ser racional en aquello que usted hace para Dios. Todo lo que esté unido a usted, ponga a Dios como prioridad. Porque si Dios está en primer lugar, todo va a tener que encajar con lo que Él quiere.