Volviendo al Pasado – 27ª Parte
- 15
- Feb
- 2016
Yo, Viviane, tenía 23 años y ninguna experiencia en ser madre.
La única experiencia que tenia era de ser hija, y como hija, yo sabía lo que me pasaba a esa edad.
Había muchas cosas que no compartía con nadie, esas muchas cosas no era nada que yo hiciese a escondidas, sino “sofocos” internos que no conseguía expresar con mis padres, ni a mi hermana, en aquella época.
Era algo muy reservado, no que no quisiera compartirlo, sino que era por falta de no saber pedir ayuda.
Entonces, yo veía a Luis y a Vera de esa forma, los miraba sabiendo que dentro de ellos podría haber cosas que ellos no decían, no sabían cómo hablarlo. Intentaba acercarme al máximo, de forma explicativa en todo lo que hacía.
Luis, siempre era reprendido, y para disciplinarlo lo castigaba, el castigo de él era mirar a la pared y hablar con Jesús, y después estar allí un ratito.
Teníamos al baño negro y dorado, yo lo ponía allí y decía: “¿Ves este baño negro?, es así como está tu corazón, ¡negro! Pide a Jesús que lo limpie y no hagas más eso.”
Él oraba solito, pero al poco él ya estaba en el pasillo saliendo del baño, por la impaciencia, creyendo que la espera era muy larga. Y entonces, si yo no me equivoco, lo llamaba después de un tiempo y conversaba con él para que no hiciese más lo mismo. Y le preguntaba: “¿Has hablado con Dios?”
Verita, por no desobedecer y hacer todo lo que le fuese posible, casi no tenía castigo para ella.
Luis, vivía hablando y jugando, y Verita riendo.
Yo bajaba al nivel de ellos, porque así quería conquistarlos de forma que ellos me considerasen no sólo una madre, sino algo más que eso, su mejor amiga. Entonces jugaba con ellos, y también hacía así el padre.
Los sábados Julio estaba en casa y les daba toda la atención, casi no pasaba mucho tiempo conmigo, y allí venían un poquito de celos, ya que esperaba toda la semana para tener a Julio conmigo, pero tenía que compartirlo con Luis y Vera.
Yo miraba a Julio y veía toda su disposición, él corría con ellos, jugaba a los coches fuera, y siempre que volvía de la iglesia, junto con nosotros, ponía a Luis o a Vera en el regazo para conducir cuando estábamos en la calle de casa.
Cuando toda la familia estaba junta, yendo a la iglesia, hasta el padre “entraba en el baile” que yo ponía para alegrarlos. Poníamos música bien alta en el carro e íbamos bailando con la cabeza y cantando música de Veggie Tales (Músicas cristianas de los dibujos que asistían) Como no había espacio para bailar, movíamos nuestras cabezas y brazos para “disfrutar” la música.
Y fue en esos viajes, largo de carro, que les dediqué una música a cada uno de ellos.
Una música para Vera y otra para Luis, la música de Luis era una de Veggie Tales y la de Verita, era de Titanic «My Heart will go on».
Ellos eran muy felices en la época que estuvieron con nosotros.
¡La semana que viene os cuento más! Acompañad…
karla valladares
21 mayo, 2016 a 3:2
señora es como la voz ofensiva yo me acuerdo que yo obedecía mas a esa voz que a la razón pero ahora al instante yo la rechazo
unknown
24 abril, 2016 a 8:2
Hay sentimientos que vienen en nuestro corazónes que son pequeños que tenemos que rechazar al instante.