Detalle del regalo

Observa que Dios en Su Palabra exige las condiciones de cómo dar la ofrenda, que ofrendar, y que tipo de ofrenda Él quiere recibir.

Pero… ¡qué absurdo exigir un regalo! Es eso lo que muchos se cuestionan cuando escuchan hablar de ofrenda y de sacrificio.

Mientras tanto…no consiguen darse cuenta de la conducta del propio ser humano, que es egoísta nacimiento. No consiguen ver que si estuvieran según su voluntad para ofrendar, darían lo peor a Dios.

Ese es el motivo de la exigencia.

Pero ¿cómo es posible que Dios sea capaz de exigir las condiciones, cuando muchos no “pueden” cumplirlas por sus dificultades? Y ¿porqué tienen que probar tanto?

La exigencia o el estipular de la ofrenda es el cariño y amor que Él tiene con nosotros.

Pero, ¿en las condiciones más apretadas faraón las apretaba más aún?

Si. Mientras que aseguras lo que tienes, no va a haber “hambre” de ideas, “hambre” de justicia y principalmente de creencia.

Pedir es fácil, pero demostrar la creencia no lo es. Y debe haber una separación entre decir y probar. El único medio es a través de la fe sacrificial y también de ofrendar, negándose así mismo, su propio egoísmo.

Es más…no puede ser cualquier cosa. Tiene que ser lo mejor, sin defecto, porque si acaso estuviera con el mínimo de defecto, no será aceptada.

Con la ofrenda, vas a conocer más de ti y principalmente si ella la va a dejar siendo: maliciosa, egoísta – dando lo que sobra, engañadora hasta llegar al orgullo.

¿Por qué orgullo?

Porque siempre nombras que este es tu mejor y te quedas triste cuando este no es aceptado.

Entonces presta atención amiga lectora, que tipo de trabajo, de regalo, de entrega has hecho a los demás, te das cuenta que eres egoísta, centralizándote apenas en tu necesidad, porque mientras que tengas “mano de vaca” estarás siempre en aprieto. Y todo por causa…..de tu falta de creencia o entrega.

Ahora te explico a ti amiga lectora el porqué, Dios tiene cariño y exige, porque cuando alguien ama, va más allá. Ella simplemente enseña, incluso con su cobranza, porque ella no ve su “reputación” delante de los demás, en agradar, y sí de transformar tu vida por todo lo que la hace libre.

Este es el amor de Dios hacia nosotros hasta el punto de ser duro, pero real y verdadero para lo que necesitamos adquirir.